lunes, 30 de mayo de 2011

¡Extra, Extra!

LO SIENTO. T___T
Como estáis comprobando, esto no es ningún cap.
Os comento mi situación.
Estas últimas semanas he estado lo que es muuuuuy liada, no paro de hacer cosas y planear otras.
Llega dentro de una semana, LA SEMANA. Ésa en la que los conceptos de los libros de texto te salen por las orejas, los ojos se cierran por no haber dormido bien y los dolores de cabeza son infinitos e interminables. Os hablo de la semana de los exámenes finales.
Pues bien, resulta que, si no había bastante con lo atareada que he estado y no he podido escribir, no hace falta que os cuente lo atareada que voy a estar y, por tanto, no podré escribir. T____T
Pero keep calm. He aquí la solución.
Tengo ya escrita y terminada una pequeña historia. Que aunque no sea de McFly ni nada, os puede distraer. He creado un blog nuevo, por eso de no mezclarla con ésta.

http://keepmeclosekeepmehappy.blogspot.com/

So.. Siento las molestias. ¡Seguiré con éste en cuanto pueda, I swear!

LOVE, LOVE YOU ALL. <3

domingo, 15 de mayo de 2011

~ Capítulo 25;

Carla: Cállate, Danny. -le ordené.- Ahora no.
Danny: No, no me callo. -me cogió del brazo y tiró de mí hacía arriba.- ¿Qué quién no es bueno para quién? -me preguntó enfadado.
      Danny miraba como pocas veces lo había hecho. Veía fuego en sus ojos, porque estaba muy mosqueado. Por un momento tuve miedo de él. Lágrimas acudieron a mis ojos y salieron libres.
Carla: Danny... -sollocé.- Danny, me estás haciendo daño...
     Danny me soltó, como con miedo. Creo que ni él mismo sabía lo que acababa de hacer.
Danny: ¡Contéstame! -gritó.
Carla: Danny... Danny, yo... Por favor...
      Todo eso me estaba superando. Danny me estaba gritando. Antes me había gritado Inés. Odio que me griten. Me estaba agobiando y Danny no paraba de presionarme.
Danny: ¿Tan gilipollas te parezco?
Carla: Por favor.. Danny.. -litros de lágrimas salían de mis ojos.
Danny: ¡Qué hables claro, coño!
Carla: Joder, Danny, solo le dije que tuviera cuidado contigo. -grité. Juro que no sé de donde saqué fuerzas para hacerlo.
Danny: ¿Cuidado conmigo? -repitió incrédulo.- ¿Qué pasa? ¿Tienes miedo de que mate a alguien o algo por el estilo?
Carla: Danny, no es eso...
Danny: No, claro que no. Porque no tienes ni puta idea de como soy.
Carla: No vengas ahora con tonterías..
Danny: Tonterías.. -rió irónico.- Claro, tonterías. Es que aquí todo lo que dice Danny son tonterías, ¿verdad?
Carla: Todos... Todos sabemos como eres...
Danny: Un puto gillipollas que se lía con cualquiera que pasa por delante de sus ojos, ¿no?
     Entonces, subiendo las escaleras rápido, aparecieron Noelia y Jack. Estaban totalmente desconcertados.
Jack: ¿Qué coño estás haciendo, Danny? -preguntó mirándole de arriba a abajo. Anotemos que Danny solo llevaba unos bóxers.
Noelia: Se escuchan las voces desde abajo. -dijo angustiada.
Danny: Que estoy hasta las narices. -contestó a Jack, pero sin apartar su mirada de mí.- ¿Sabes qué? Que me largo.
     Danny entró en mi habitación, salió ya con el pantalón puesto y sus zapatillas.
Danny: Puedes quedarte con la camiseta. -dijo al pasar por mi lado.
     Fue camino de las escaleras, pero Jack le frenó poniéndole una mano en el pecho.
Jack: ¿Piensas irte así, sin decir nada más?
Danny: ¿Y qué más quieres que diga?
Jack: Empezar por pedirle perdón a Carla por haberle gritado no estaría mal.
Danny: Vete un rato a la mierda, Jack, eh. -Hizo el intento de poder seguir, pero no pudo.- ¡Jack, déjame! -gritó.
Jack: ¿No ves cómo está? -le preguntó al mismo tono.
     Aún seguía llorando silenciosamente. Noe vino y me abrazó, pero aquella situación no se borraba de mi mente tan facilmente. Los dos chicos me miraron. Yo aparté la mirada al suelo. Pocos segundos después oí como bajaba las escaleras. Danny se iba.
Jack: ¿Estás bien? -preguntó con voz dulce. Yo asentí. A pesar de que ellos sabían perfectamente como yo que estaba mintiendo.
Noelia: ¿Quieres que llame que llame a tu trabajo para decir que mañana no vas?
Carla: No, no. -tragué saliva porque tenía la garganta seca.- Da igual. Estoy bien y mañana iré al trabajo. No quiero que se enfaden. -pasé mis manos por debajo de mis ojos para limpiar las lágrimas.- Os dejo solos, me voy a la cama.
     Le dí un beso en la mejilla a cada uno y me metí en mi cuerto, cerrando la puerta a mis espaldas. Ellos querían intimidad de una forma u otra. En la habitación no había nada de luz, pero con mi mente bastaba para reproducir todo ese momento con Danny. En un estado normal, a Jones le petan mucho el culo y ya está. Pero no fue el caso. Luego lo de Inés. Y de nuevo Danny. Todo eso me superaba. Porque lo que yo hago no va con ninguna mala intención, pero a todos les parece mal. En impotencia se podía resumir. No quise darle más vueltas al tema y me metí en la cama. Aún llevaba la camiseta de Jones, pero ni si quiera me acordaba. Y después de mojar un poco más la almohada con lágrimas, conseguí dormirme.
      Noté como la mesita vibraba cerca mía. Abrí los ojos y ví el móvil vibrando y parpadenado. Paró, lo que confirmaba que era un mensaje. Alargué la mano y lo cogí. Efectivamente era un mensaje, ¿pero de Doguie?
'' ¿Qué tal? ¿Llegó Inés anoche bien? Danny vino tarde. Estába muy cabreado e iba sin camiseta. No quise preguntar. Hoy trabajas, ¿verdad? ¿Cuándo te veré entonces? Un beso. ''
      Vale, Poynter, echa el freno. Demasiadas preguntas en un sólo mensaje. Le respondí.
'' Salgo del trabajo a las 6 de la tarde. ¿Vienes y hablamos? ''
     Más rápido y mejor. Siempre me gustaron hablar las cosas a la cara y así te dejas de malentendidos. Dejé el móvil en la mesita de nuevo. Me volví a recostar en la cama, pero me fue imposible conciliar de nuevo el sueño. Terminé por por levantarme de una vez e ir al cuarto de baño. Una ducha rápida. Las puertas de las habitaciones de las chicas estaban cerrradas. Aún era temprano así que me tomé mi tiempo. Me vestí, me maquillé ligeramente y desayuné. Nada, sólo algo simple. Un café y una taza de cereales. Con la tontería de hacer las cosas a mi ritmo, llegó la hora de irme al trabajo. No me paré a escribir ninguna nota. Ellas se las apañarían solas.  Llegué al bar. La misma tarea de siempre. Por la mañana era aburridísimo. No entraban casi personas, por no decir nadie. Y a partir del mediodía, todo era un caos. Aunque lo peor, peor, peor de todo eran los turnos de noche. Asco de bar que solo atraía a borrachos. Realmente ese fue uno de los motivos por los que juré que nunca bebería.
...
     Era la 1687464654 vez que pasaba el trapo por la barra. Ni si quiera me podía distraer escuchando música, porque el viejo radiocassette estaba estropeado. Me disponía a contar las monedas de 1 céntimo que había en la caja cuando alguien se sentó silenciosamente en los taburetes de la barra.
***: Un zumo de naranja, por favor. -pidió una voz muy grave.
     ¿Un zumo de naraja? ¿Quién leñes va a un bar a pedir un zumo de naranja con esa voz? Dejé las monedas, cerré la caja registradora y cogí un trapo mientras me lo pasaba por las manos.
Carla: Zumo, lo que es zumo, sólo tenemos de piña. -miré al señor. No pude contenerme la risa y empecé a reir como una pava.- ¿Dougie? ¿Qué haces aquí?
     Dougie era el que se había sentado en la barra y ahora me miraba con una sonrisa inocente de niño pequeño.
Dougie: Me apetecía un zumo de naranja, ¿vale? -dijo ahora con su voz de siempre.- Pero me vale el de piña. 
Carla: Un zumito de piña marchando para el señorito. -reí, mientras me daba la vuelta y le prepara el zumo. -Ea, aquí tienes. ¿Contento?
Dougie: Chiiiii
Carla: Pues tómatelo rapidísimo que quiero salir de aquí cuanto antes.
Dougie: Bueno, bueno.. tranquila eh..
Carla: Va en serio, este sitio es horrible. - dije bajando la voz y apoyándome en la barra.
Dougie: ¿Por qué? -preguntó intrigado al mismo tono.
Carla: Aquí mi jefe se come todo le viene en gana. Ya sea bien un pincho que un cliente o una de sus empleadas.
     Dougie soltó una dulce carcajada. Me reí con él. Dougie se terminaba ya el zumo cuando Lily, mi compañera, entraba ya en el bar. No existía una tía más pasota que ella. Era genial y una de las mejores cosas del trabajo, por no decir la única. Cada semana llevaba el pelo de un color diferente, bien cortito y de punta. Con una chicle en la boca, los labios rojos rubí, uñas de leopardo y un escote pronunciado. Quitándose las gafas y colocándolas en el pelo, se acercó a nosotros.
Lily: Hola guapo. -dijo revolviéndole indiferentemente el pelo a Dougie. Luego se dirijió a mí. - Preciosa. -me sonrió.- ¿Está el cacho masa por ahí?
Carla: En la cocina, supongo. Ya sabes que le gusta picar un poco de allí y otro poco de allá..
Lily: Lo sé, cariño, lo sé. -suspiró.
     Lily se metió dentro de la barra, dejó sus cosas en su caja y se acercó de nuevo. Al percatarse de lo que bebía Dougie se rió.
Lily: Pero pequeño, ¿qué estás bebiendo? -Dougie sonrió avergonzado.- Ay, chica, ya no quedan hombres como los de antes.- Volvió a reir mientras organizada todo aquello a su manera.- Bueno, ¿qué? ¿Os vais a quedar aquí toda la tarde? Venga, iros. -me empujaba por la espalda hacia fuera de la barra.
Carla: Ya vamos, Lily, ya vamos. -reí mientras cogía Dougie del brazo y tiraba de él.
Lily: Pasároslo bien esta noche. ¡Y tú no seas muy bestia, que es muy poca cosa el muchacho!
     Reí negándo la cabeza y salimos de allí. volver a notar el aire fresco y limpio de Londres en la cara era una sensación que no me hartaría nunca de sentir.




Hola, hola, hola, duendecillos, hola, hola.
Pues bien, aquí me tenéis otra vez. (Más bien tenéis el capítulo e_e')
Siento haber tardado tanto, pero comprendedme: concierto y mi mente repartida en Disneyland, País de Nunca Jamás y Wonderland ¿si?
Pero en fin, es largo. Espero haber compensado y tal.
Quiero comentarios y ver que os está pareciendo la historia en sí.
O por lo menos saber quién me lee a parte de las que ya lo sé. ^-^

LOOOOOOOOOOVE YOU ALL! <3

lunes, 2 de mayo de 2011

~ Capitulo 24;

Carla: Cuantas pecas. –dije pasando mis dedos por encima de todas las de su pecho.
Danny: Las odio. –acariciaba mi pelo y mi espalda desnuda al mismo tiempo.
Carla: Porque eres así de raro. Que todo el mundo ama las pecas de Danny, pues Danny las odia.
Danny: ¿En serio piensas que soy raro? –dijo soltando una de sus carcajadas, que hizo mover mi cabeza a la vez que se movía su pecho debido a la risa.
Carla: No lo pienso, lo sé. –afirmé. – Dios, mi cabeza. -me quejé.
Danny: No estás acostumbrada a beber, ¿verdad?
Carla: Ya te dije que yo no bebo. Pero me obligaste. –cambié de posición, poniendo ahora mi cabeza en la almohada, mirándole.
Danny: ¡Eh, yo no te obligué a nada! Sólo que… -dijo sin acabar la frase.
Carla: Déjalo, Danny, da igual. –reí, mientras cerraba los ojos, e intentaba quedarme dormida. Lo estaba consiguiendo hasta que mi estómago hizo un ruido, pidiendo comida. –Oh… ¿Tienes hambre? –pregunté a Danny.
Danny: No. ¿Por?
Carla: ¿Es que no has escuchado eso?
Danny: ¿El qué? –de nuevo, volvió a sonar, en el momento oportuno. – Ah, vale. Jajajaja
Carla: -me destapé, y me incorporé en la cama.- Voy a por algo. ¿Seguro que no quieres? –giré mi cabeza para ver que me respondía.
Danny: No, no. ¿Vas a bajar así?
Carla: ¿Así como? –pregunté mientras me ponía mis braguitas.
Danny: Jajajaja. Anda, ponte esto. –me lanzó, justo a la cara, su camiseta.
Carla: Gracias, eh. ¬¬ -me la supe.- Me queda enorme. Jajajajaja. –Me llegaba por debajo del culo.
Danny: Te queda sexy. –puso un brazo por detrás de su cabeza y la apoyó en él, mirándome más detenidamente.
     Le saqué la lengua y bajé abajo. No se escuchaba nada y la casa estaba a oscuras, sólo entraba algo de luz, por las ventanas principales, proveniente de las miles de lucecitas del centro de Londres. Con cuidado llegué hasta la cocina. Estaba buscando algo en la nevera cuando escuché unas llaves abrir la puerta de casa. Me asomé por la puerta de la cocina y miré a ver quién era. No lo supe hasta que no encendió la luz del comedor. Era Inés. La puerta estaba aún abierta. No me fijé demasiado, pero juraría que estaba Noe y Jack ahí, abrazados o lo que quisiera que estuviesen haciendo. Era Inés, y me había olvidado por completo de ella en toda la noche. En aquel momento me sentí súper mal. Mi corazón se rompió en pedacitos chicos, que se esparcieron por todo el suelo. Cuando me vió me me quedó mirando, seria.
Carla: ¡Inés! –dije con emoción, yendo hacia ella. Fui a abrazarla, pero dio un paso atrás, evitándome.
Inés: ¿Qué haces así v-vestida? –preguntó en un tono seco. Muy seco. Tanto que pasaron unos segundos hasta que me centré directamente en la pregunta.
     Cuando lo hice, mi miré a mi misma, empezando desde abajo. Sólo llevaba unos calcetines de rayas de colores rosas y grises, la camiseta de Danny, a modo de vestido muy cortito, y mi pelo no debía de estar muy ordenado.
Carla: Esto… Yo… -balbuceé.
Inés: Esa c-camiseta es d-de Danny…
Carla: Inés… No…
Inés: Di-dime que no es lo q-que estoy pensan-do. ¡Carla, Di-dime que no es lo q-que estoy pensan-do! –gritó.
Carla: Inés, por Dios, tranquilízate… -dije en el tono más pasivo que pude.
     Ella no me hizo caso. Se me quedó mirando durante unos segundos, esperando que le dijera que no, que no era lo que ella estaba pensando y vi como en sus ojos nacían algunas lágrimas. Ella quería contenerlas  y mordía su labio inferior. De repente echó a correr escaleras arriba. Yo la seguí, porque sabía a dónde iba. Se paró enfrente de mi habitación y vio a Danny. Entonces sí que no pudo contener sus lágrimas por mucho tiempo más. Porque esa imagen valía más que cualquier cosa que le pudiese decir.
Danny: ¡Inés! –exclamó sobresaltado al verla.
Inés: ¡Te odio! -dijo mirándome.- ¡Os odio! –esta vez mirando a Danny.
     Giró su cuerpo y empezó a irse de allí, pero le agarré del brazo.
Carla: Inés, espera. No tienes ni idea de lo que ha pasado.
Inés: ¿!Cómo puedes decirme eso!? ¡Puedo ser tonta, pero no tanto! –gritó enfadada. Al hablar tan rápido, a penas se distinguía su tartamudeo.
Carla: Inés… -empecé, pero me cortó.
Inés: Inés nada. ¿Para eso me dices que no es bueno para mi? ¿Para tener vía libre y follar con él tranquilamente? –gritaba y sus lágrimas caían sin cesar.- ¡Suéltame, Carla!
Carla: ¡Inés, eso no es verdad!
Inés: ¡Qué me sueltes! –dio un gran tirón de su  brazo y se fue a su cuarto directa, dando un portazo.
Carla: Dios… -susurré, mientras , me agachaba y me sentaba en el suelo, pasándome las manos por la cara.
Danny: ¿Qué cojones ha sido eso? ¿Por qué coño os habéis peleado? –dijo saliendo de la habitación.