jueves, 20 de octubre de 2011

~ Capitulo 50; *Epílogo* *Incluye nota del autor*

Buenassssssssssssssssssssssssssss.


Sí, he vuelto. Sí, soy una pesada. xD
Pero esta historia se merece un epílogo en condiciones. Mentira, es una caca.


A parte, quería decir una cuantas cosillas y eso. *-*


¡Ayyyyyyyyy.. Muchas gracias a todos los pequeños duendecillos del bosque que hayáis leído este fic!


He buscado en el baúl de los recuerdos y he leído todos los comentarios que me dejáisteis. Cabe recordar a en primer lugar a mis chicas-mencions, a Alba, Olatz, Raquel, MsNathie, Rose.. (duda existencial.. ¿Rose es Rosalie?) Si no, a Rosalie también. A Chiqui1617, Rockonyourlife, Osane y Carmen. Y bueeeeeeeeeeeeeno.. Sí, a ellas también.. Patrii_jones, SoAlexG y Sarusjones. <3 Jaaaaaaaaaaaaaaaaaai, os sus comorl. *-*


Eh, eh, eh, eeeeeeeeeeeeh. Y no menos importante a esos Anónimos. ¡Gracias! ;D


Bueno, ha sido mi primer fic y le tengo mucho cariño. Había leído algunos antes y.. ¿por qué no? Además, me propuse hacer algo diferente y original (siempre con todo mi respeto).
Admito que utilicé a más de un personaje como forma de desahogo, para mostrar lo que me parece bien y me parece mal y dar mi punto de vista de las cosas.


Entonces sí, se podría decir que usaba este fic para desconectar. Me gustaba escribirlo y no era algo que hacía por simple obligación. Lo echaré de menos, really.


Dejémonos de poner melancólicos. xD
Tengo que decir que hubo un comentario en el capítulo 48 de un tal.. Anónimo, que adivinó lo que pasaría en el último capítulo. xD En efecto, si habéis leído el capítulo 49, Inés y Danny cantan una canción, cantan I'll be Ok. El título del fic. *Aplausos* xD
No es casualidad. Esa canción es 'La canción', la que te anima cuando estás mal, ya sea por su ritmo que por su letra. Es genial.
Si no la habéis escuchado, (que creo que no es el caso de ninguno de vosotros.. xD) deberíais hacerlo.


I'll be Ok - McFly


Y poco más queda por decir. Espero que hayáis disfrutado leyendo esto. Tanto los que han comentado, como los que no *ejem, ahora es el momento, ejem*, los que empiezan ahora o más tarde, que también espero que les guste, y sí es así, que me lo hagan saber, por que me hace mucha ilusión.. *-*.. 


A TODOS VOSOTROS, DUENDECILLOS DEL BOSQUE, GRACIAS. <3


Por ahora, no tengo en mente hacer otro fic. Anyway, ya sabéis que tengo otro blog de historietillas cortillas y pequeñillas.. Sin ir más lejos, ¿te imaginas? donde seguramente iré colgando lo que me venga a la cabeza.


Ahora paro de enrrollarme y os dejo con el epílogo caca.
(Está escrito desde el punto de vista de Inés, que hasta ahora no había salido ninguna vez en el fic)
                                                                              


‘¿Existe un momento en la vida en el que digas: ‘soy feliz’? Sí, lo hay. Yo estoy en ese momento. Habrá quien diga entonces: ‘nunca llegas a ser feliz del todo, y mucho menos con 17 años, si no, ya no tendrías por lo que luchar para ser feliz, puesto que , supuestamente, ya lo eres.’ Mentira. Yo soy feliz, aun así tengo un montón de cosas por hacer que me harán aún más feliz. ¿Que qué si no lo consigo? No importa, porque lo que verdaderamente me hace feliz, sigue ahí, consiga o no esas cosas. ¿Que qué es lo que me hace feliz? Pues un tal Danny Jones. Y una tal Carla, Noelia, Dougie, Harry, Gio y Tom. Amistad creo que se llama a lo que siento por ellos. Me pregunto si el que inventó esa palabra sabía verdaderamente lo que significaba. Unión, fuerza, apoyo, el I’ll be Ok que muchas veces nos falta. Les quiero como podría querer a mí familia. Les debo que me ayudasen en mis tiempos no tan buenos. Les debo que ahora yo esté en este momento de felicidad, porque lo tengo muy claro: sin ellos, yo estaría bastante lejos de aquí. Les debo que ahora soy lo quien soy y he conseguido lo que he conseguido’.
Mi nombre es Inés, tengo 17 años y soy feliz.

______________________________________________
¡Y para mañana un comentario de texto sin falta! #okno. LOOOOOOOOOOOOOOOVE! 

jueves, 13 de octubre de 2011

~ Capítulo 49;

El fin se acerca... Muahahaha..
Hola, ¿qué tal? Sí, @soalexg dijo 'sube ahora' y yo subo ahora. ¡Ya le estáis dando las gracias a ella, duendecillos míos! xD
Esto.. Queda decir que este es el último capítulo como tal y espero que lo disfrutéis.. *ejem* y comentéis *ejem*
P.D.: Pues, Patri, sí, Este último capítulo es especial y va para tí. Te quiero mucho. Y ya sabes de sobra que estoy aquí para lo que sea.
                                                                                                                                         

POV CARLA.
Inés: Buenos días. –saludó cuando abrí la puerta después de escuchar el timbre.
Carla: Hola. –dije aun masticando un trozo de tostada. Les dejé paso a Inés y a Danny. -¿A dónde vais con eso? –pregunté señalando sus guitarras.
Danny: Al fin del mundo. ¿Tú qué crees? –rió revolviéndome el pelo.
Carla: Eh, Jones, a mí no me vaciles. –dije en tono desafiante.
Danny: Estoy en mi casa, puedo hacer lo que quiera. –me gritó desde el salón para luego volver a reír con esas carcajadas suyas.
Resoplé abatida y cerré la puerta. Luego volví a la cocina.
Carla: Dougie, ¿mi guitarra está en tu cuarto o lo he soñado yo? –él dudó durante unos segundos.
Dougie: Sí, creo que sí. ¿Por qué?
Carla: Me he acordado al ver las de Inés y Danny.
Dougie: ¿Se las han traído? Podíamos bajarnos las nuestras y tocar algo todos. Y Noe, tú sabes que el piano de aquí es como tuyo.
Harry: Estúpidos instrumentos de cuerda. –murmuró entre dientes.
Noelia: ¿Tom no se mosqueará?
Harry: Noelia, por Dios, que es Tom.
Dougie: Lo máximo que hará cuando nos vea a todos en familia será emocionarse.
Carla: Con ese instinto de padre de familia que ahora le ha salido. –reímos.
Inés: Chicos, ¿sabéis si luego vendrán Gi y Tom?
Harry: Luego no, ya mismo. –dijo mientras miraba su reloj. -¿Qué tramáis con vuestros instrumentitos de cuerda?
Inés: Ah, es una sorpresa… -dijo riendo y dándose la vuelta para ir otra vez al salón.
Carla: Esto… Harry, si te quieres bajar tu batería.
Dougie: Uuuh… Eso sí que mosquearía a Tom. –rió dejando mi taza de café y la suya en la encimera. –Anda vamos. –me dijo.
Dejamos a Harry y Noe en la cocina y cuando pasamos por el salón escuchamos lo que tocaban Dan e Inés, pero cuando nos vieron, pararon de golpe.
Carla: No paréis, que eso sonaba muy bien.
Inés: Resulta que esa es la sorpresa.
Carla: Aaah… ¿Es la canción que habéis compuesto?
Danny: Ajam. –afirmó.
Dougie: Oye, pues subimos a por nuestras guitarras, nos enseñáis la canción, y luego tocamos todos juntos algo.
Ellos asintieron y corrimos arriba a la habitación.
Carla: ¿No te encanta? –dije sentándome en la cama.
Dougie: ¿El qué? ¿Esto? –preguntó besándome. –Sí, me encanta.
Carla: No…
Dougie: ¿Esto entonces? –me tumbó en cama con él encima y me besó en cuello. –También me encanta.
Carla: No, Dougie. –reí. El posó su frente en la mía y sonreía. – Esto, todo. Tú y yo. Inés y Danny. Harry y Noe. El bebé de Tom y Gi. Somos como una gran familia. Ni en mis mejores sueños habría imaginado una familia tan genial como ésta.
Dougie: Sí, tienes razón. Es genial.
Carla: No quiero que nunca se acabe.
Dougie: Será muy difícil. Nos queremos demasiado para que se acabe.
Besé a mi chico en los labios y él se apartó de encima de mí. Cogimos las guitarras y bajamos al salón. Allí ya estaban Harry y Noe. Además, habían llegado Gio, que estaba sentada al lado de los dos anteriores y Tom con su guitarra acústica en su regazo. Danny e Inés en otro sillón, con sus guitarras también.
Harry: ¡Por fin! –dijo al vernos. –Vamos, chicos. Ya podéis empezar.
Inés me sonrió nerviosa mientras Doug y yo cogíamos asiento. Danny y ella se miraron cómplice antes de empezar a hacer sonar sus instrumentos. Igual de compenetrados que sus sonrisas tímidas, los acordes iban llegando a nuestros oídos como armonía. Entonces la escuchamos. Inés, cuya mirada intercalaba el suelo y los ojos de su chico, empezó a cantar. Nadie nos lo hubiéramos imaginado. Ahora su voz era dulce y bonita. Los pelos se me pusieron como escarpias. Más tarde, la acompañó la desgarrada voz de Jones. Juntos, consiguieron emocionarnos a todos.
‘When everything is going wrong and things are just a little strange…’

lunes, 10 de octubre de 2011

~ Capítulo 48;

¿Dónde están mis duendecillos del bosque? ¿Dónde? ¿¡DÓNDE!?
Aiiiiiiiiiiiiiish, no me abandonéis ahora, por Dióh. D: Que para un par capitulillos que quedan... 
¿No os doy pena? ¿eh, eh, eh? D: D: D:  
Va, comentad y eso, que yo os quiero mucho. :'3
P.D.: Capítulo dedicado a mi love @sarusjones, que sé que lo esperaba con ansia. <3

POV DANNY.
Danny: ¿Qué os ha dicho el médico?
Inés: Que ya está. Que se acabó todo. –dijo contenta abrazándose a mí. Yo se lo correspondí y luego le besé en los labios.
Danny: ¿Quieres que vayamos a cenar con los demás? –le propuse. Ella me negó sonriente. Eso me hizo sonreír a mí también. -¿No?
Inés: Quiero cenar contigo. –me dijo bajito al oído. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y reí nervioso.
Danny: ¿Tú y yo, solos? –pregunté sorprendido.
Inés: Ajam.
Danny: Hmmm… -dije pensativo.
Inés: No irás a decirme que no, ¿verdad?
Danny: Hmmm… -repetí. Aparté mi mano derecha de si cintura para colocarla en mi barbilla mientras seguía pensando.
Inés: ¡Danny! No me puedes decir que no.
Danny: Hmmm…
Inés: Me estás poniendo nerviosa, Jones. ¡Dime algo!
Danny: Me lo pensaré. Ya te llamaré.
     Dejé a Inés con la boca abierta y salí corriendo hacia el jardín entre mis características carcajadas. Ella me siguió riendo también y estuvimos jugando como críos en el jardín durante un rato. Terminé por rendirme, sentándome a descansar en la hierba. Con toda la energía que le quedaba, Inés vino hacia mí y me abrazó con tal ímpetu que terminó tumbándome por completo en el suelo, encima de mí.
Danny: Y luego me dicen a mí bestia…
Inés: ¿Cenarás conmigo o no?
Danny: Mira que sois impacientes los jóvenes de hoy en día. Te dije que ya te llamaré. –no pude aguantar mi risa mucho tiempo.
Inés: No me tomas en serio. –se incorporó y se sentó con los brazos cruzados.
Danny: Porque eres muy peque. –le dije mientras le agarraba desde atrás.
Inés: Y tú muy idiota.
Danny: Peque.
Inés: Idiota.
Danny: Peque.
Inés: Cena conmigo.
Danny: Vale.
     Los dos reímos a la vez. Se volvió sentándose en frente mía y besándome mientras seguía riendo. Al rato nos volvimos a tumbar en el césped, mirando el cielo, cada vez menos anaranjado y más azul oscuro.
Danny: ¿Seguro que quieres cenar conmigo? –le pregunté con el doble sentido que tenía aquella propuesta.
Inés: Seguro. Y perdóname porque no quisiera hacerlo antes…
Danny: Eh, eh. –le callé. –No pasa nada. Te dije que te respetaba y lo sigo haciendo.
Inés: ¿Qué quieres comer?
Danny: ¿Pero es que tengo para elegir? –pregunté desconcertado mientras reía nervioso. Inés soltó una carcajada.
Inés: Tonto, me refiero de comida para cenar.
Danny: Ah, joder. Es que con esto de los dobles significados…
     Ella se levantó a la vez que seguía riendo y me tendió la mano para que me levantase también. Entre mimos y caricias entramos dentro de la casa de nuevo. Fuimos a la cocina y comimos lo primero que pillamos. Inés no tenía mucha hambre, y yo más bien fingí que tampoco. Porque realmente lo que ahora deseaba era a Inés, subir de una maldita vez a su cuarto y hacerla mía. Por fin terminamos en la cocina y subimos a su dormitorio. Intenté tranquilizarme. Respiré hondo concienciándome de que era su primera vez y tenía que ser muy cuidadoso.
Inés: Si estás nervioso me pones a mí nerviosa también.
Danny: No estoy nervioso. –mentí.
Inés: Esto va a ser poco natural, pero quiero hacerlo. –dijo sentándose en la cama.
     Tuvo que encender la lamparita que había en su mesita de noche para que nos pudiésemos ver las caras. Yo la observaba desde la puerta, respirando hondo, porque el corazón se me iba a salir, porque había ansiado mucho este momento.
Inés: Prométeme que será perfecto.
Danny: –me acerqué hasta donde ella esta y me agaché hasta quedar a su altura. –Será perfecto. Prométeme  que confiarás en mí.
Inés: Confiaré en ti.
     Dicho esas palabras, me incorporé para besarla, al mismo tiempo que alargaba mi brazo para apagar la luz de la habitación. Luego me puse en pie, y bajo la mirada de Inés me quité mi camiseta y el pantalón. Así, sin más. Esta era su noche, y no tendría que hacer nada, solo disfrutar. Con solos los bóxers puestos, me senté en la cama, con las piernas cruzadas.
Danny: Ven.
     Me hizo caso y se sentó como yo, delante de mí. Llevaba un vestido blanco que se tuvo que remangar para poder cruzar bien las piernas. Con mis manos  le cogí suavemente las piernas y se las descrucé, colocándolas cada una a un lado de mi cuerpo. Entonces, la atraje más a mí. Le besé en los labios como muchas otras veces había hecho. Ella rápidamente colocó sus manos en mi nuca. Estuvimos un buen rato así, y así podía haberme tirado toda la noche. Ya con la respiración más acelerada de lo normal, me separé de ella y coloqué cada una de mis manos en sus rodillas, y las fui deslizando por sus muslos, haciendo erizar su piel. Conforme iba recorriendo su cintura, fui arrastrando su vestido. Seguí el recorrido por las líneas de su figura, haciendo estremecerse cuando pasé cerca de sus pechos, cosquillas cuando lo hice alrededor de sus axilas y algo avergonzada cuando saqué el vestido por completo de su cuerpo. Entonces poco a poco, con suavidad, fui circulando mis labios y mi boca por su cuello, su pecho, su cicatriz. Tímida, reprimía cualquier sonido de su boca. El siguiente movimiento dejó a su sujetador en el suelo. De vez en cuando veía como sonreía nerviosa.
     Mis manos palpaban con suma cautela el que parecía tan delicado cuerpo. Harto de estar sentado, fui empujando poco a poco el cuerpo de Inés hacia atrás, tumbándola conmigo encima. Más de lo mismo que sabía que le gustaba. Algún que otro miedoso sonido logró pronunciar cuando ya estaba algo más excitada. Entendí que ya estaba siendo suficiente y pasé a la zona baja de su cuerpo. Me deshice de sus braguitas con el mayor de los respetos. Para que no se sintiese tan incómoda, no tardé en quitarme lo míos. No pude ni quise aguantarme más. Su cuerpo desnudo me llamaba con sus suspiros demasiado sonoros. No quiso mirar cuando colocaba cierta cosa en cierto sitio. Solo miró al techo angustiada. Coloqué sus manos en mi nuca, y seguidamente puse las mías en su cintura. Fui lo más lento que pude.
     Nunca antes había hecho esto tan despacio. Poco a poco, muy, muy poco a poco. Aun así, gritos desesperados tardaron nada en aparecer, clavando sin reparo sus uñas en mi piel. Segundos eternos hasta que empezó a dejar de quejarse, hasta que fue sintiendo eso, y  me dio permiso para seguir, porque aquello le daba el placer que buscaba y que no había encontrado hasta entonces. Y así lo hice, el vaivén empezó a cobrar vida, sus gemidos placenteros me comían la oreja acompañados de mi nombre, y yo tampoco no me privé de hacerle saber que aquello me hacía gozar demasiado.
     Desperté con su cuerpo desnudo sobre el mío. En un movimiento inconsciente hice que abriera ligeramente los ojos. Cuando lo hizo, se apartó de encima de mí y recostó a mí lado, con una bonita sonrisa.
Inés: Buenos días.
Danny: ¿Qué tal?
Inés: Quitando el horrible dolor que tengo ahí, perfectamente.
Danny: Lo siento…
Inés: No es tu culpa.-me cortó, abriendo los ojos esta vez.- Fue genial, como me prometiste.
Danny: Cumplo mi palabra.
Inés: Y eso me gusta mucho. Demasiado. –sonrió y me besó dulcemente en los labios.
Danny: ¿Sabes qué? Había pensado que hoy podíamos enseñarles a los demás eso.
Inés: ¿Hoy? Pero…
Danny: Vamos, Inés. Les encantará.

viernes, 7 de octubre de 2011

~ Capítulo 47;

Carla: Doug, déjame.
Dougie: Quédate un rato más… -dijo cambiando las posiciones y colocándose encima de mí.
Carla: Dougie, va en serio. Me tengo que ir.
Dougie: Opción A: Puede ir sola. Opción B: Puede ir con Danny.
Carla: Pero esta vez quiero acompañarla yo.
Dougie: ¿Y Noe? Puede ir con ella. Por fa, quédate… -suplicó esta vez posando sus labios sobre mi cuello.
Carla: ¡Aaah! –exclamé. –Dios, Dougie… ¡Dougie!... ¡Ya está bien! -Le aparté como pude y me incorporé en la cama oyendo de fondo la risa de Doug. -Ya podías ordenar un poco un cuarto, bonito. ¿Y mi ropa?
Dougie: Errm… ¿En el salón?
Carla: ¿En el salón? –me quedé pensando. –Mierda. –Dougie volvió a soltar una carcajada. -¿Por qué no te esperaste a llegar aquí? –le pregunté mirándolo. Se limitó a seguir riendo. – Serás tonto. –le pegué en la pierna para luego reír, aunque menos escandalosamente que Dougie. -¿Y ahora qué? Como llegué alg… -me quedé pensado de nuevo. –Mierda.
Dougie: Harry y Noe. –soltó una carcajada mayor.
Carla: ¡Qué vergüenza! –grité acostándome de nuevo y escondiendo mi cara en la almohada. - Todo esto lo has hecho aposta, ¿verdad? –él negó riendo. –Sí, amigo. Lo has hecho aposta. –mirándolo desafiante. Él seguía negándo.
     De repente llamaron a la puerta. Después de taparnos hasta la barbilla, Dougie dio permiso para que entrara quien quiera que fuese. La puerta solo se abrió un poco, sin llegar a mostrar a nadie, pero las risotadas al otro lado nos lo desvelaron.
Harry: Dougie… Cuando veas a Carla le das esto, que se lo ha olvidado en el salón… -él y Noelia soltaron una gran carcajada.
     Luego soltaron toda mi ropa y cerraron la puerta. Dougie volvió a reír. Pensaba que se iba a desencajar ahí mismo. Se llevó una pequeña y cariñosa patadita por mi parte y me levanté a por ella, también entre risas que no pude evitar.
Carla: Que sepas que esta te la guardo. Y a esos dos igual, que desde que están saliendo juntos, son demasiado graciosos. –dije irónicamente.
Entonces sonó mi móvil.
Carla: Hola, amor. –sonreí al escuchar a Inés. – Sí, ya iba. Me estaba vistiendo. –miré mal a Dougie aposta. –Hasta ahora. –colgué. –Aún no me acostumbro a oír hablar así a Inés.
     Me tumbé de nuevo en la cama, esta vez abrazando a Dougie dulcemente.
Dougie: ¿Pero entonces te quedas o te vas? –dijo a la vez que acariciaba mi melena.
Carla: Me voy, me voy. –me incorporé de nuevo y besé a Dougie en los labios.
Dougie: Te veo… ¿esta noche?
Carla: Esta noche. Te quiero. –le dije saliendo por la puerta.
     Sin que me vieran mucho, salí de casa de Doug y los chicos y corrí rápido a la mía. Entré y en el salón estaban Danny e Inés.
Carla: Hola chicos. –les saludé nada más entrar.
Inés: ¡Hola! –se levantó de un salto del sofá, vino corriendo hacia mí y me abrazó fuerte.
     Desde que ya podía hablar sin ningún problema, Inés era la que ponía la cara sonriente a todos nuestros días.
Carla: ¿Vamos? –ella asintió. –Oye, Dan, Dougie, Harry y Noe está en casa, por si quieres irte con ellos.
Danny: Molaría. Pero Tom y Gio me raptan para mirar noséqué para bebés y eso.
Carla: Awwwns… Bueno, que os vaya bien.
     Inés se despidió de Dan con un largo beso y nos fuimos. Tenía revisión con el médico, aunque ya prácticamente estaba todo correcto. Cogimos un bus para llegar a la consulta.
Carla: Pues luego van Harry y Noe, llaman a la puerta y le dicen a Dougie que me he olvidado la ropa en el salón.
Inés: Qué graciosos. –Inés soltó una carcajada.
Carla: Si vamos, una cosa. –ella volvió a reír.
Inés: Pero hacen buena pareja, ¿a qué sí?
Carla: Bueno, sí. Aunque ya sabes que ese concepto que ellos tienen de pareja ahora no me va mucho, pero…
Inés: Pueden llamarse amigos con derecho a roce, follamigos, amigos íntimos…
Carla: Sí, más bien.
     Las dos reímos. Alguna gente que iba en el bus giró su cara para mirarnos, pero no nos importó mucho. Nos bajamos en nuestra parada mientras los demás nos seguían con la mirada, algo aliviados, incluso. Íbamos bien de hora, a pesar de todo, así que no tuvimos que esperar demasiado.
Doctor: Entonces, ese dolor de garganta de la última vez…
Inés: Se me fue a los dos días con el jarabe que me mandó.
Doctor: Estupendo. –exclamó sonriente. – Has avanzado muy rápido, Inés. Te pusiste dura con la rehabilitación, la herida cicatrizó y mírate.
Inés: No sabe lo mucho que se lo agradezco.
Doctor. Es mi trabajo. Pues nada, -dijo levantándose. Nosotras hicimos lo mismo. – No pienso darte otra cita. Ya está. Todo está en su sitio, tú estás bien. No hay nada más.
Carla: Muchas gracias.
Doctor: Pero ya sabéis. Cualquier cosa, vosotras, Noelia, los chicos que ahora siempre van con vosotras, os atenderé encantado.
     Primero yo, y después Inés nos despedimos con un abrazo del doctor. Eran ya muchos los años desde que lo conocíamos, y sabíamos que había puesto todo de su parte para que estuviésemos bien.
Inés: Aún no me lo creo. –comentó  mientras íbamos hacia la parada del autobús. Ya estaba atardeciendo.
Carla: Ni yo.
Inés: Es que es increíble. Mira. Bueno, escucha. –rió. – ¡No tartamudeo!
Carla: Ya lo sé, corazón. Y también sé todo lo que te ha costado.
     Nos subimos al bus y como en el viaje de ida, nos lo pasamos la mayor parte riendo.
Carla: ¿Cenamos juntos esta noche?
Inés: Es que… bueno. Tenía pensado otra cosa… -dijo algo tímida.
Carla: ¿Ah, sí? ¿El qué? –inquirí intrigada.
Inés: Bueno… Quería cenar con Danny en plan solos y tal…
Carla: Uuuh… Esto me huele a lo que tú y yo estamos pensando…

martes, 4 de octubre de 2011

~ Capítulo 46;

POV CARLA.
Dougie: A mí no me eches las culpas, que yo no me he sido el que me he quedado dormido. –miró a Noe indiscretamente por el espejo retrovisor del coche de Harry.
Noelia: Joder, es que no he pegado ojo en toda la noche. –se excusó.
Carla: Callaros ya, que me duele la cabeza. –exclamé.
Harry: De todas formas no vamos a llegar a tiempo…
Dougie: ¿Entonces voy rápido o no?
Noelia: Como nos estrellemos…
Harry: ¡Si Dougie es muy buen conductor! –rió dándole una exagera palmada en la espalda.
Dougie: No me pongáis más nervioso, que al final nos la pegamos. –gritó angustiado.
Noelia: Tenía que haber conducido Harry…
Carla: Esto… sí, me sigue doliendo la cabeza.
Harry: Tú tranquila, que vamos al sitio correcto para que se te quite el dolor de cabeza.
Carla: A ver si es verdad…
Un par de discusiones de idiotas más hasta que llegamos al maldito hospital. Allí tuvimos que preguntar cuál era el número de habitación de Inés, porque se nos había olvidado.  Apresuradamente subimos y entramos en la 211.
Dougie: ¿Llamo o entramos directamente? –dijo parándose en la puerta.
Harry: No creo yo que estén haciendo nada, ¿no? –rió sonoramente.
Noelia: Idiotas. –dijo apartándolos de la puerta y entrando rápidamente después de dar un par de golpes en la puerta. –Genial, no hay nadie.
Carla: ¿No hay nadie? –pregunté incrédula a la vez que entraba para comprobarlo.
Harry: Já, lo que yo decía, no hay nadie.
Dougie: ¿Y por qué no hay nadie?
Noelia: Y yo que sé por qué no hay nadie.
Carla: ¡Aaah, callaros ya! –bufé. –Voy a llamar a Danny.
Dougie: Deberíamos haber hecho eso desde un principio. –le miré mal. –Vale, vale…
Carla: ¿Danny? ¿Dónde estáis? ¿Ya ha entrado? ..  Joder… Bueno, vamos para allá. –colgué. –Ya lo habéis oído. Anda, dice que está en la sala de espera.
Sin tanta prisa pedimos ayuda a algunos médicos para que nos guiaran a donde estaba Danny. Estábamos bastante perdidos, así que tardamos lo suyo, pero al fin llegamos. Danny estaba en el pasillo, andando de un lado a otro.
Carla: Por fin… -dije aliviada. Cuando llegué al lado de Danny le abracé como en un impulso. -¿Qué tal?
Danny: ¿Bien? –dijo después de haberse encogido de hombros. -¿Vosotros?
Noelia: Bien, pensábamos venir antes para verla antes de que entrara, pero hemos tenido algún que otro problemilla…
Dougie: Se ha quedado dormida.
Harry: Y tú con el coche parecías una tortuga, campeón.
Danny rió algo desanimado. Había echado de menos a sus amigos.
Danny: Bah, si desde que se durmió anoche con los tranquilizantes y esta mañana con la anestesia no se ha despertado.
Dougie: ¿Cuánto tardarán?
Danny se encogió de hombros de nuevo. Seguidamente se sentó en el suelo apoyando la espalda en la pared.
Carla: Danny, -me agaché en frente de él. –no te angusties, todo irá bien.
Él no contestó, simplemente suspiró fuertemente y apretó los ojos.
Harry: Eh, tío, anímate. ¿Por qué no te vienes a tomar algo a la cafetería? Llevas aquí desde muy temprano, te vendrá bien despejarte. –Danny de nuevo se quedó callado. –Vamos. –Insistió, esta vez levantando su brazo y ayudándole a levantarse.- ¿Quién viene?
Carla: Yo me quedo. Id vosotros y tomaros un café o algo. –les propuse.
Ellos se fueron, excepto Dougie, que se quedó conmigo.
Carla: ¿Por qué no te has ido a desayunar?
Dougie: ¿Me estás preguntando que por qué no te he cambiado por un café? Sinceramente no lo sé. –rió. –Bueno sí, lo confieso, tú me gustas más.
Me agarró de la cintura y me besó, después enrollé mis brazos en su cuello para abrazarle.
Dougie: Vaya noche que me has dado. –me dijo al separarse y al mismo tiempo que me apartaba un mechón de la cara cariñosamente.
Carla: Lo siento… -dije bajando la mirada.
Dougie: No pasa nada. -me sonrió. –Seguro que merecerá la pena.
Carla: Seguro. –le contesté con un nuevo beso.
Los chicos volvieron. Danny parecía haberse animado algo más con nuestra presencia. Dougie me convenció para que los dos bajásemos a tomar algo. Volvimos con los demás. Los segundos eran minutos y los minutos horas. Parecían que nuestros relojes se habían roto porque las agujas y los números no avanzaban. Gio y Tom nos llamaron varias veces. También lo hicieron Jack y Alice desde California. Tres horas. Tres malditas horas estuvimos así. Hasta que una chica a la que Danny ya parecía conocer nos llamó.
Enfermera: Ya está. Vuestra pequeña está a salvo. –nos dijo sonriente a todos.
Ni siquiera reparé en las confianzas de esa chica. Nuestra pequeña estaba a salvo. Mi pequeña. Mi hermana. Inés. Parecía mentira. Parecía que nos quedaríamos toda la vida en aquel pasillo esperando, que aquello nunca acabaría. Pegué un salto de alegría e incluso los ojos se me llenaron de lágrimas que no me importaron enseñar. Me abracé bien fuerte a Dougie, que era el que más cerca estaba de mí. También lo hice así de ilusionada con los demás.
Enfermera: Pueden irse a su habitación, aunque no les dejaran entrar a todos cuando ella esté allí.
Contentos nos dispusimos a ir rápidamente a la 211. Queríamos verla ya.
Enfermera: Ah, una cosa más. Emmh… ¿Carla?
Carla: Sí, yo. –dije asustada, agarré además más fuerte la mano de Dougie.
Enfermera: Si viene conmigo podrá hablar con el doctor. –Debió de ver mi cara de miedo cuando añadió. –No se preocupe, es solo para comentarle un par de cosas. –de nuevo volvió a sonreír.
Sin soltar la mano de Dougie seguimos a aquella chica. Tranquilicé a los chicos y les dije que se fueran para la habitación, que nosotros iríamos un poco después.
Así fue. El doctor se acercó a nosotros y nos dijo que todo había ido según lo previsto. Que había durado algo más, pero nada más. Los efectos de la anestesia seguirían hasta la tarde más o menos. Según como pasase el resto de tarde, podría irse a casa o tendría que quedarse un par de días más. Tendría que tener la garganta vendada hasta que la herida cicatrizase. Habría que ir a revisión cada cierto tiempo y además, rehabilitación.
Doctor: Entonces podrá hablar, gritar, recitar un poema o hasta cantar ópera si me apuras. –rió.
Carla: Muchas gracias, doctor. Usted sabe lo importante que era esto para ella.