Carla: Doug, déjame.
Dougie: Quédate un rato más… -dijo cambiando las posiciones y colocándose encima de mí.
Carla: Dougie, va en serio. Me tengo que ir.
Dougie: Opción A: Puede ir sola. Opción B: Puede ir con Danny.
Carla: Pero esta vez quiero acompañarla yo.
Dougie: ¿Y Noe? Puede ir con ella. Por fa, quédate… -suplicó esta vez posando sus labios sobre mi cuello.
Carla: ¡Aaah! –exclamé. –Dios, Dougie… ¡Dougie!... ¡Ya está bien! -Le aparté como pude y me incorporé en la cama oyendo de fondo la risa de Doug. -Ya podías ordenar un poco un cuarto, bonito. ¿Y mi ropa?
Dougie: Errm… ¿En el salón?
Carla: ¿En el salón? –me quedé pensando. –Mierda. –Dougie volvió a soltar una carcajada. -¿Por qué no te esperaste a llegar aquí? –le pregunté mirándolo. Se limitó a seguir riendo. – Serás tonto. –le pegué en la pierna para luego reír, aunque menos escandalosamente que Dougie. -¿Y ahora qué? Como llegué alg… -me quedé pensado de nuevo. –Mierda.
Dougie: Harry y Noe. –soltó una carcajada mayor.
Carla: ¡Qué vergüenza! –grité acostándome de nuevo y escondiendo mi cara en la almohada. - Todo esto lo has hecho aposta, ¿verdad? –él negó riendo. –Sí, amigo. Lo has hecho aposta. –mirándolo desafiante. Él seguía negándo.
De repente llamaron a la puerta. Después de taparnos hasta la barbilla, Dougie dio permiso para que entrara quien quiera que fuese. La puerta solo se abrió un poco, sin llegar a mostrar a nadie, pero las risotadas al otro lado nos lo desvelaron.
Harry: Dougie… Cuando veas a Carla le das esto, que se lo ha olvidado en el salón… -él y Noelia soltaron una gran carcajada.
Luego soltaron toda mi ropa y cerraron la puerta. Dougie volvió a reír. Pensaba que se iba a desencajar ahí mismo. Se llevó una pequeña y cariñosa patadita por mi parte y me levanté a por ella, también entre risas que no pude evitar.
Carla: Que sepas que esta te la guardo. Y a esos dos igual, que desde que están saliendo juntos, son demasiado graciosos. –dije irónicamente.
Entonces sonó mi móvil.
Carla: Hola, amor. –sonreí al escuchar a Inés. – Sí, ya iba. Me estaba vistiendo. –miré mal a Dougie aposta. –Hasta ahora. –colgué. –Aún no me acostumbro a oír hablar así a Inés.
Me tumbé de nuevo en la cama, esta vez abrazando a Dougie dulcemente.
Dougie: ¿Pero entonces te quedas o te vas? –dijo a la vez que acariciaba mi melena.
Carla: Me voy, me voy. –me incorporé de nuevo y besé a Dougie en los labios.
Dougie: Te veo… ¿esta noche?
Carla: Esta noche. Te quiero. –le dije saliendo por la puerta.
Sin que me vieran mucho, salí de casa de Doug y los chicos y corrí rápido a la mía. Entré y en el salón estaban Danny e Inés.
Carla: Hola chicos. –les saludé nada más entrar.
Inés: ¡Hola! –se levantó de un salto del sofá, vino corriendo hacia mí y me abrazó fuerte.
Desde que ya podía hablar sin ningún problema, Inés era la que ponía la cara sonriente a todos nuestros días.
Carla: ¿Vamos? –ella asintió. –Oye, Dan, Dougie, Harry y Noe está en casa, por si quieres irte con ellos.
Danny: Molaría. Pero Tom y Gio me raptan para mirar noséqué para bebés y eso.
Carla: Awwwns… Bueno, que os vaya bien.
Inés se despidió de Dan con un largo beso y nos fuimos. Tenía revisión con el médico, aunque ya prácticamente estaba todo correcto. Cogimos un bus para llegar a la consulta.
Carla: Pues luego van Harry y Noe, llaman a la puerta y le dicen a Dougie que me he olvidado la ropa en el salón.
Inés: Qué graciosos. –Inés soltó una carcajada.
Carla: Si vamos, una cosa. –ella volvió a reír.
Inés: Pero hacen buena pareja, ¿a qué sí?
Carla: Bueno, sí. Aunque ya sabes que ese concepto que ellos tienen de pareja ahora no me va mucho, pero…
Inés: Pueden llamarse amigos con derecho a roce, follamigos, amigos íntimos…
Carla: Sí, más bien.
Las dos reímos. Alguna gente que iba en el bus giró su cara para mirarnos, pero no nos importó mucho. Nos bajamos en nuestra parada mientras los demás nos seguían con la mirada, algo aliviados, incluso. Íbamos bien de hora, a pesar de todo, así que no tuvimos que esperar demasiado.
Doctor: Entonces, ese dolor de garganta de la última vez…
Inés: Se me fue a los dos días con el jarabe que me mandó.
Doctor: Estupendo. –exclamó sonriente. – Has avanzado muy rápido, Inés. Te pusiste dura con la rehabilitación, la herida cicatrizó y mírate.
Inés: No sabe lo mucho que se lo agradezco.
Doctor. Es mi trabajo. Pues nada, -dijo levantándose. Nosotras hicimos lo mismo. – No pienso darte otra cita. Ya está. Todo está en su sitio, tú estás bien. No hay nada más.
Carla: Muchas gracias.
Doctor: Pero ya sabéis. Cualquier cosa, vosotras, Noelia, los chicos que ahora siempre van con vosotras, os atenderé encantado.
Primero yo, y después Inés nos despedimos con un abrazo del doctor. Eran ya muchos los años desde que lo conocíamos, y sabíamos que había puesto todo de su parte para que estuviésemos bien.
Inés: Aún no me lo creo. –comentó mientras íbamos hacia la parada del autobús. Ya estaba atardeciendo.
Carla: Ni yo.
Inés: Es que es increíble. Mira. Bueno, escucha. –rió. – ¡No tartamudeo!
Carla: Ya lo sé, corazón. Y también sé todo lo que te ha costado.
Nos subimos al bus y como en el viaje de ida, nos lo pasamos la mayor parte riendo.
Carla: ¿Cenamos juntos esta noche?
Inés: Es que… bueno. Tenía pensado otra cosa… -dijo algo tímida.
Carla: ¿Ah, sí? ¿El qué? –inquirí intrigada.
Inés: Bueno… Quería cenar con Danny en plan solos y tal…
Carla: Uuuh… Esto me huele a lo que tú y yo estamos pensando…
No hay comentarios:
Publicar un comentario