Danny: ¿Qué traes?
Carla: Cosas para curarte. No te muevas. -me volví a sentar sobre mis rodillas en el suelo. Tomé en bote de agua oxigenada y lo eché en un poco de algodón. Dí pequeños golpecitos sobre la herida, ajena a los quejidos de Danny.
Danny: ¡Ah! Ten cuidado. -en esos momentos lo único que hacía era ignorarle, era gracioso.- ¡Ah! ¡Aaaaaaaaaaaah!
Carla: ¬¬
Danny: Bueno, vale, eso último a podido ser un poco sobreactuado, pero... ¡Ah!
Carla: Jajajajajaja. Eres una nenaza, Jones.
Danny: Eres una nenaza, Jones. -repitió en tono de burla.- :P No soy ninguna nenaza, eres tú, que eres una bestia.
Carla: ¡Oh! ¡Cómo! ¿Yo bestia? Tsss... Te va a curar quién yo me sé, guapo. -me volví, dándole la espalda.
Danny: No, no. Es broma, tonta.
Giré la cara y arqueé una ceja.
Danny: Por fis... -puso morritos y sonreí.
Carla: Eres un caso. -de nuevo, me puse de frente a él, cogí una tirita y se la puse con cuidado. Esta vez no dijo nada.- Ala. Ya está. -dije mientras me levantaba.
Él se levantó a la par que yo y se paró justo enfrente mía.
Danny: Gracias. -dijo casi en un susurro con su voz grave.
Carla: Lo siento, y de nada. -contesté casi al mismo tono.
Danny: Aunque... -bajó su mirada a la camiseta.- Esto ha quedado inservible.
Miré la camisera y vi la raja. Detrás de ella se podía ver la tirita que le había puesto. Acerqué la mano a la camiseta con una sonrisa estúpida en la cara. Negué con la cabeza, diciéndome por mis adentros como podía haber sido tan torpe.
Carla: Lo siento. -repetí.
Danny: No pasa nada. -acercó su boca a mi oído.- Pero me debes una camiseta. No querrás que vaya sin camiseta por la vida, ¿o sí? ¿Podrías resistirte a ello?
Entonces, lo que había sido un tierno escalofrío, se convirtió en ira de nuevo, hacia Danny. Le empujé, como en ocasión pasada, y le miré mal.
Carla: Joder, Jones. Joder. ¿Siempre lo fasticias todo en el último momento? -grité.
Danny: ¿Qué? -preguntó confundido.
Carla: Que te metas tu ego por donde te quepa.
Y me fui. Dando un portazo con la puerta de la cocina. Cuando pasé por el salón, vi con el rabillo del ojo como todas las cabezas que había en los sofás, mirando el televisor, rotaron para observárme. Les ignoré, subí lo más rápido posible a mi habitación y me tiré en la cama.
Maldita sea. El día estaba llendo bien, más que bien. Ni si quiera yo lo hubiera imaginado así. Porque ya me había hecho una idea de Danny, nada buena. Pero él había roto esa imagen para dar una mucho mejor. Sin embargo, en el momento más oportuno...¡Zas! En toda la boca, Carla. Por haber sido una ilusa. Por haberme dejado llevar. Por haberme creído cosas que no son. Porque Danny es Danny y eso difícilmente nadie podría cambiar. Pero esa situación me estaba confundiendo. ¿Qué quería? ¿Enamorarme o llevarme a la cama? Se acabó. Al carajo con Jones y su bipolaridad.
Entonces se abrió la puerta de mi cuarto. Alcé la mirada y vi a Inés acercándose a donde yo estaba. Se sentó enfrente mía.
Inés: ¿Q-qué ha pasado? -preguntó mirándome preocupada.
Carla: Jones...
Inés: ¿Danny? ¿T-te ha hecho al-go?
Carla: No, no... Aunque bueno, yo a él sí...
Inés ladeó su cabeza aun lado en plan ''no entiendo nada''. Sonreí al darme cuenta y empecé a contárselo todo. Desde lo a gusto que había estado hasta entonces con él, tocando la guitarra, hasta el corte que le hice y los susurros en mi oído.
Carla: ¿De qué va? -comenté cabreada.
Inés: Va-mos, Carla, no te e-enfades tan-to. ¿por qué no inten-tentas llevarte b-bien con él?
Carla: Inés, por Dios. Qué lo hago. Pero si a la mínima de cambio sale el "mirarme todos, que perfecto que soy" pues la lleva clara...
Inés: ¿S-sabes lo que p-pasará si te en-fadas con él? -negué con la cabeza.- No vol-volverán a pasar por a-aquí. No les volve-veremos a ver. No qui-ero. Sabes que s-son muy impor-tantes para mí.
Reflexioné con lo que me acababa de decir Inés. No era justo que por culpa de Jones perdiésemos el contacto con los demás. Porque pasaría. Seguro que con el tiempo pasaría. Danny no querría que los demás me viesen, y yo no querría que ellas le viesen a él. Todo tenía pinta de que tendría que aguntarme con el egoísta de Jones durante un tiempo. Entonces, de nuevo, se volvió a abrir la puerta. Una cabeza rubia y ojos azules aparecieron por allí.
Dougie: Oh, vaya. Lo siento, pensaba que estabas sola. -dijo mientras suavemente cerraba de nuevo la puerta de mi dormitorio.
Inés: No, no, espe-ra. Yo ya me i-iba. -dijo mientras se levantaba y me guiñaba un ojo, orgullosa de lo que estaba haciendo. Moví mis labios diciendo un "no" claro. Ella lo entendió, y eso le hizo más gracia aún.
Dougie: -se sentó donde había estado Inés.- ¿Qué ha ocurrido con Danny?
Carla: Que sigue siendo igual de imbécil que siempre.
Dougie: Ah, bueno. -dijo algo aliviado.- No te preocupes por eso, ya te acostumbrarás. -rió.
Carla: Solo espero que no intente jugar conmigo. No me gustan esos juegos.
Dougie: A nadie nos gustan. Quizás... Deberías dejarle las cosas claras. -Se encogió de hombros.- Aunque puede que no se lo tome muy bien, ya sabes.
Carla: Realmente, en estos momentos, me importa bien poquito como se lo tome. Pero sí, tienes razón. Hablaré con él. Me dejará en paz, le dejaré en paz y todos tan felices.
Dougie: Jajaja En serio, creo que no le hará gracia, porque...
Carla: -no le dejé acabar la frase.- Porque a Jones no se le resiste ni una ¿verdad? -Dougie dejó escapar su risa, lo cual me hizo sonreir.- ¿Qué?
Dougie: No me quiero perder esto por nada del mundo. -de nuevo estalló en una carcajada. Al aparecer, le hacia bastante gracia que a su amigo le rechazaran. Reí con él.
En un ambiente mil veces mejor que bueno, la puerta de mi cuarto se abrió y Noelia apareció por allí.
Noelia: ¿Se puede saber de qué os reís? Se os escucha desde abajo.
Dougie y yo no contestamos. Ese dato nos hizo bastante gracia.
Noelia: Venga, bichos. La comida ya está. -dijo mientras salía.- Vaya par de locos. -o algo así fue lo que dijo a la vez que se oía alejarse.