martes, 26 de julio de 2011

~ Capítulo 33;

Bueeeeeeeeeno, hello everyone! Sí, aún sigo viva.. xD
Varias cosas honeys.
Siento tardar tanto en subir, pero en verano es lo que hay T_T. 
Anyway..vengo con regalito. He subido 2 caps. Seguramente el 32 no lo hayáis leído, así que tened cuidado y no os lo saltéis.
No subo, pero escribo. Tengo escrito hasta el 44, y voy a ver si lo termino cerca del 50 o así. Ya veré, y os mantendré informadas. ;)
Por último y más importante, gracias a los nuevos lectores, que ya, duendecillos del bosque, sois 22. Espero que os esté gustando el fic. Me hace mucha ilusión creer que me leéis todos. Gracias a vuestros comments, ya os lo he dicho, me gusta mucho saber que pensáis y tal. De nuevo os animo que lo hagáis todos. No es tan complicado dejar unas palabritas después de leer los caps. xD
En fin, os dejo de aburrir ya. Recordar, leed el dcap 32 first. :3
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     Abrí los ojos y me encontré en la misma posición, tumbada en la cama. Por lo visto me había quedado dormida. Giré hacia la mesita de noche y vi en el reloj que eran las 5 y media. Remoloneé un poco, pero finalmente me levanté y me coloqué un poco el pelo con las mismas manos. Bajé abajo con los ojos medio cerrados y me senté con las chicas en el salón. Estaban viendo una película. No tardaron en volver a tocar el tema de Dougie.
Noelia: Soñando con Doug, eh. –comentó riendo.
Carla: Sois muy, muy, muy pesadas, ¿sabéis? -dije bostezando.
Inés: ¿T-Te has queda-do con g-ganas de más? –me preguntó. –De d-dormir, digo.- explicó riendo como tonta.
Carla: -bufé cansada. – Chicas, -empecé. – os odio. –dije serenamente. Ellas volvieron a soltar una carcajada. Yo, a su vez, me levanté del sofá y me fui hacia la puerta.
Inés: Pasáros-lo bien.
Noelia: Usad precauciones. –me advirtió son una sonrisa.
     Antes de salir por la puerta les saqué la lengua a modo de burla y cerré. Me dirigí a la casa de los chicos. Andando el corto camino, escuché como silbaban.
**: Fiu, fiu… -me giré, pero no había nadie. – Sí, sí, tú. –insistió.
     Al oírle hablar supe quién era. Miré hacia la casa de los chicos y ahí estaba, en su ventana.
Carla: Me has asustado, tonto. -exclamé.
Dougie: ¿Subes ya o tengo que ir a por ti? –me retó.
Carla: A por mí no. -contesté. –Pero a abrir la puerta estaría bien. –me guiñó un ojo y su rostros desapareció al esconderse por su ventana.
     Terminé de llegar a su puerta. Unos metros antes ya había aparecido el rubio por allí y me esperaba con una de sus mejores sonrisas. De esas de las que también me hacen sonreír a mí. Antes de besarle, jugué un poco con su pelo, suave, como a mí me gustaba. Lo tenía ya tan largo que casi le tapaba los ojos. Lo peiné hacia un lado, le miré a los ojos, ya sin ningún pelo de por medio y le besé.
Dougie: ¿Debería cortarme el pelo?  –dijo mientras me rodeaba la cintura.
Carla: No. –contesté rotunda. –Mientras no te tape los ojos, está perfecto.
Dougie: Vale, lo tendré en cuenta. –Rió.- ¿A dónde quieres ir?
Carla: Hmmm… No sé. –dije reflexiva. –En realidad había pensado de… quedarnos aquí, en casa.
Dougie: Sí, la idea mola, pero… Verás, últimamente, Tom y Gio pues… Ya sabes…
Carla: Oh, sí. Lo había notado. Pasan mucho tiempo juntos, ¿no es así? –reí.
Dougie: Exacto. –afirmó. – Así que… A mí, estando contigo, me da igual.
Carla: Awwwns… Eres un cielo. –pensé en voz alta.
     Él fue a contestar pero en ese momento, Danny bajaba las escaleras, algo mosqueado.
Danny: Asco de casa. Aquí todo el mundo folla donde y cuando quiere. Y a los demás que le peten. Perfecto. Me parece perfecto. –murmuraba.
     Los dos le estábamos mirando y nos hizo gracia lo que decía hablando solo. Nos aguantamos la risa, aunque se percató.
Danny: ¿De qué os reís? –nos preguntó. Esta vez no nos resistimos a reír más escandalosamente. – Es totalmente cierto. –Nosotros no podíamos parar de reír. –Va en serio. Subid al piso de arriba y veréis. –Esta vez, Danny también soltó una pequeña carcajada de las suyas, aunque nada comparada con las de normalmente.
Dougie: Te creo, yo acabo de venir de allí. –dijo entre risas.
Danny: Que se vayan a un jodido hotel. –ahora sí que reía más sonoramente. Más Danny Jones.
Carla: Parad ya. –aunque yo tampoco tenía pinta de parar. –Sólo quieren pasar un buen rato.
Dougie: Dios… -dijo mientras todos más o menos volvíamos a la normalidad.
     En teoría estábamos enfadados, pero en aquel momento  había desaparecido todo. Había sido como mágico. Como si de los primeros días que los conocí se tratase. Esa sensación la tenía yo con Danny, pero Dougie parecía sentir lo mismo. Él y Jones compartían una mirada demasiado cómplice y sonreían como idiotas. Era como si estuvieran manteniendo una conversación a través de sus ojos. Se podía decir que era una de las imágenes Pones más admirables que había visto. Aquel instante parecía durar hasta el infinito, pero Doug se volvió hacia mí. Los dos aun seguíamos agarrados, él de mi cintura, y yo de su cuello.
Dougie: Creo que tenéis que hablar.
Carla: Pero…
Dougie: No te preocupes. –me interrumpió. Acercó sus labios a mi frente y me besó. –Si pasa algo, estoy en la cocina. –me susurró al acercarse a mi oído.
     Al separarse me sonreía tranquilizándome. Yo le besé y nos separamos. El aire fresco que entraba por la puerta donde nos encontrábamos y que nos faltaba al estar tan cerca, me envolvió y sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Ellos dos volvieron a tener una de esas miradas. Jones, inconscientemente le hizo un suave y cariñoso gesto dándole una palmada en la espalda cuando Dougie pasó por su lado al ir a la cocina.
     Ahora Jones posó su mirada en mí. Por un momento me sentí intimidada, pero intenté recordar los ojos de Dougie, profundizándome y tranquilizándome. Respiré hondo y me senté en el escalón que tenía bajo mis pies, mirando la calle. Escaso minuto después, fue Danny quien se sentó a mi lado, mirándome de nuevo.
Danny: Lo siento.
     Giré mi rostro y le miré. Me percaté de que tenía una herida en la mejilla derecha. Ésa era la marca que Dougie le había dejado la última vez. Me sentí culpable. Con cuidado acerqué mis dedos a la llaga.
Carla: Yo…
Danny: No pasa nada.-dijo leyendo mi pensamiento. - Dougie sólo te defendía e intentaba llevarme por el camino correcto.-continuó.- Ahora mismo no estaría aquí si no fuera por él. Ahora mismo estaría haciendo alguna putada como un gilipollas a alguien si Dougie no me hubiera hecho esto.
     No supe responder. Hacía tiempo que no veía a Danny tan sincero y me sorprendía. Y me sorprendía más aún que dijera esas cosas de Dougie. Realmente, aquel puñetazo le hizo pararse a pensar en lo que estaba haciendo.
Danny: He sido un completo imbécil. Y lo siento. –volvió a disculparse.
Carla: Supongo que nunca es tarde para arreglar los errores. –volví a mirar al frente. Volvimos a estar callados durante un rato.
Danny: Dougie es un buen tipo. –empezó él de nuevo. – Quizás por eso me diese coraje todo lo que hacía. –continuó. –Pero te quiere. –dijo mirándome. Yo hice lo mismo. –Dougie te quiere, Carla. –asentí con la cabeza, sintiendo como alguna lágrimas traicioneras acudían a mis ojos. – Antes no, pero ahora me alegro de que sea él que te haga feliz, porque sé que lo va a hacer. –aseguró.
Carla: Gracias, Dan.
     Levanté mis brazos y le rodeé. Él me correspondió el abrazo. Notaba como fluía nuestra fuerza. Fue sincero, llano, simple, natural. Me conmovió y al separarnos sí que algunas lágrimas recorrían mi rostro. Él sonrió y me las limpió con sus enormes dedos sin decir nada. Pasó cada dedo pulgar de sus manos por debajo de mis ojos y siguiendo la línea de mi cara, lentamente.
Danny: Carla, la llorica. –bromeó.
Carla: Danny, el… el… no sé, lo eres todo. Desde lo peor hasta lo mejor. No podría elegir.
Danny: ¿Gracias?
Carla: -sonreí y le besé en la mejilla, con sumo cuidado para no dañarle su cicatriz. – A ti.
     Sonreímos y miramos de nuevo a la calle. En la calle no había nada, pero precisamente por eso podíamos pensar con claridad, sin nada que nos distrajese.
Carla: Por cierto, Danny. –Le llamé.- Tienes que hablar con Inés. Pero antes, por favor, piensa muy bien que vas a hacer y que le vas a decir. Por favor. –le supliqué.
Danny: Inés… -dijo pensativo. –Estoy hecho un jodido lío. No sé qué mierda hacer. –dijo mirando al cielo, como pidiendo respuesta o ayuda alguna.
Carla: La semana que viene la operan.
Danny: ¿Qué? –exclamó mirándome. – Pero, ¿está bien? –preguntó alterado.
Carla: Tranquilízate. Ella está bien.
Danny: No, no puede estar bien. La van a operar la semana que viene, no puede estar bien. –decía agobiado.
Carla: ¡Danny! –le cogí las manos para que estuviese quieto. –Sólo la operan para arreglar su tartamudez. –ahora parecía algo más calmado.
Dougie: Eh. –nos llamó. –En la cocina me aburro. ¿Os queda mucho?
Carla: No, ya hemos terminado. –dije a la vez que me levantaba mirando a Danny. Una vez de pie miré a Dougie. -¿Damos una vuelta? –el asintió y juntos salimos a la calle.
Dougie: ¿Te vienes, Dan? –le preguntó.
Danny: ¿Qué? -dijo volviendo en sí.- No, no. Id vosotros.
     No insistimos más y cogimos camino nosotros dos agarrados de la mano. La reacción de Danny me había impresionado. ¿Tanto le importaba Inés?

~ Capítulo 32;

     Entramos en la consulta. El médico nos saludó con dos besos en la mejilla a cada una. Teníamos confianza con él porque siempre nos había atendido él.
Doctor: Sentaros, por favor. –nos ofreció. Le hicimos caso y tomamos asiento en las dos sillas que había en frente de su mesa. –Bueno, ¿qué tal? –preguntó amable.
Carla: Bien. –contesté al ver que Inés no tenía pinta de hacerlo.
Doctor: Inés, como ya te habrá contado Carla, sabes que la semana que viene está pendiente tu operación. –ella asintió.- A  menos que no quieras. Sabes que es totalmente voluntaria y no se realizaría si no lo deseas.
Inés: D-Desear, lo q-que es desear, no l-lo deseo. –bromeó seria. Al único al que le hizo gracia fue al médico, que rió. – Pero sí q-que quiero hac-cerla.
Doctor: Está bien. Te noto seria. No tienes que preocuparte por nada. Tenemos un equipo de médicos muy buenos. Esta operación ya se ha realizado varias veces antes y no ha habido ningún problema. Como tu médico que soy, mi deber ahora es decirte que es lo que vamos a hacer.
     Y como si de un libro lo tuviera aprendido, el médico nos fue explicando en qué consistía la operación. Una pequeña abertura en la parte de la faringe, tocar unas cuantas cosas, cerrar y con el tiempo sólo quedaría la marca de una pequeña cicatriz que ni se notaría.
Doctor: Te costará hablar justo después de la intervención, -explicó.- Es más, te lo prohibiremos por un tiempo de a lo mejor una semana o dos. Después de eso, como si nada hubiera ocurrido, podrás hablar a la perfección.
     Todas las palabras y las cosas que decía sonaban muy bien. Pero claro, todo no podía ser tan perfecto.
Doctor: Como ya te he dicho, con nuestro equipo no habrá ningún problema. Pero…
     Pero. Siempre tenía que haber un jodido pero.
Doctor: Lo único malo que podía pasar sería alguna complicación en la operación. Ello conllevaría a lo mejor, en el peor, peor de los casos la pérdida del habla. Pero repito, no debe ocurrir en ninguno de los casos.
     Pérdida del habla. Genial. Por si no teníamos miedo, sobretodo Inés, ahí está la gota que colmó el vaso.
     El doctor siguió diciéndonos cosas, pero yo, y lo más seguro que Inés también, desconectamos de aquella conversación. Oímos al médico de fondo, pero nuestra mente estaba en lo que podía pasar en la operación.
     Al fin terminó lo que podíamos llamar perfectamente como infierno. Salimos de allí, y no hizo falta dar más de dos pasos después de cerrar la puerta de la consulta para que Inés se viniese abajo. Empezó a llorar como una cría y a agarrarse a mi cintura como si su vida dependiese de ello.
Carla: Ya está, cariño, ya está. No va a pasar nada, ¿vale? –le consolaba.
Inés: T-tengo mied-do. –dijo entre llantos.
Carla: -tenía que hacer un gran esfuerzo para no echarme a llorar también. –Cariño, escúchame bien. Estoy contigo. Noelia está contigo. Los demás están contigo, ¿vale? –Le dije mientras la abrazaba.- Danny, cariño, Danny está contigo. Siempre lo estaremos, y nunca estarás sola.
     La abracé bien fuerte. De alguna forma quería transmitirle mi fuerza y energía, si es que tenía alguna. La separé de mí y le sequé bien las lágrimas.
Carla: Nunca estarás sola. –repetí mirándole esta vez a los ojos. Me volvió a abrazar. Pasados unos minutos parecía que ya estaba más tranquila.
Inés: L-Lo siento… -se disculpó.
Carla: No tienes porqué sentirlo. –le contesté. –Anda, volvamos a casa. Tengo hambre. ¿Tú no? –le pregunté. Ella asintió algo más sonriente.
     Le ofrecí mi mano y ella la agarró fuerte. Así volvimos a casa. Cuando llegamos ya era la hora de la comida, y Noelia, que ya se había despertado, había preparado algo para comer. Albóndigas. Siempre hacía albóndigas. Aun no se sabe si es que le gustan demasiado o es que es lo único que sabe hacer. Entre las tres ayudamos a poner la mesa.
     Durante la comida informamos a Noelia de todo lo que nos había contado el médico. Ella y su positividad dieron otro buen empujón en la moral de Inés hacía arriba. También, como chicas y casi hermanas que somos, tratamos el tema de Danny
Noelia: ¿Qué te mola Danny? –dijo asombrada.- Bah, me lo imaginaba. –comentó segundos después.
Inés: ¿T-Te lo imaginabas? –quiso saber.
Noelia: Desde lo que me contaste que pasó en aquel probador, cambiaste tu forma de mirar a Danny. –comentó mientras jugaba con sus albóndigas en el plato.- No, en serio. Parecías Carla enamorada de Dougie. –apuntó como el que no quiere la cosa. Ella e Inés rieron.
Carla: No os paséis. No estoy enamorada de nadie. –contesté algo mosqueada.
Noelia: ¿Seguro? –inquirió arqueando las cejas. Todo con la melodía de la risa de Inés de fondo. - ¿Si te dijera que lo he visto esta mañana con otra chica, te pondrías celosa?
Carla: Si me dijeras eso, no me lo creería. Dougie nunca me haría eso. Confío en él.
Noelia: ¿Confías tanto en él como lo haría una chica en el chico del que está enamorada?
Carla: ¡Noelia! –grité. Ellas volvieron a reír.- Sois tontas, eh. ¿Y qué hay de ti y de Jack? –ataqué con una sonrisa maligna.
Noelia: Nada. Nos gustamos y tal, y bueno… Por qué no decirlo, es bueno en eso que ya sabéis. –dijo guiñándonos un ojo.
Inés: ¿En qué? –preguntó la niña inocente.
Noelia: En eso que todavía Carla no ha hecho con Dougie y se muere por hacer. –le contestó.
Carla: ¡Vete por ahí, Noelia!
Noelia: No te enfades, tonta. –rió. –Pero, ¿a qué es verdad?
Carla: Pero, ¿a qué es verdad? –le imité haciendo burla. Ella me contestó sacándome la lengua. Yo le hice lo mismo, e Inés se lo pasaba pipa. –Bueno niñas, dejaros de tonterías y recojamos esto.
Noelia: Woo… ¿Y esa prisa?
Inés: T-Tranquila, Doug no se va a d-desintegrar. Aun tie-nes toda la tarde p-para hacer e-eso. –Ella y Noe chocaron los cinco mientras se reían.
Carla: Seguís con esas, ¿no? Pues muy bien. Ahora vais a recoger todo esto vosotras solas. Sin mi ayuda. –acentué.
     Me levanté de la silla y me di media vuelta. Ellas me miraban aun riendo y alucinando a la vez. Antes de salir por la puerta de la cocina le mandé un beso con la mano y les guiñé un ojo divertida.
Noelia: ¡Te lo perdonamos porque vas a hacer eso con Doug, eh! –le oí gritar mientras subía las escaleras a mi cuarto, donde me tumbé en la cama.
     Con tanto hablar de hacer eso con Dougie, pues… me habían entrado ganas, la verdad. Cierto era que ya tuve una oportunidad en su momento, y lo dejé pasar. Mi motivo fue que aún no sentía nada ‘especial’ por él, pero ahora…

jueves, 14 de julio de 2011

~ Capítulo 31;

Carla: Inés… Mañana hay que estar en el médico a las 11 y media.
Inés: ¿Q-Qué ha p-pasado? –dijo levantándose y viniendo hacia mí. Sus ojos estaban con lágrimas. Esa imagen siempre fue una de las más difíciles de afrontar.
Carla: No… No ha pasado nada, cariño. –le abracé. –El doctor quiere hablar contigo.
Inés: ¿Y de q-qué? –preguntó aún abrazada a mí.
Carla: Pues… -la solté para mirarle a la cara. – Te… Te operan la semana que viene.
Noelia: ¿Qué? – saltó del sofá al oír eso. – ¡Cariño, eso es genial! –le dijo abrazando a Inés.
     Sí. Eso era una buena noticia. Esa operación podría devolver un habla normal a Inés, sin tartamudeo alguno. Pero siempre a la vez daba miedo de lo que podía pasar, de que algo saliese mal.
     Los demás nos miraban sin entender. Las tres nos tranquilizamos y nos sentamos con todos en los sofás para contárselo. Al fin y al cabo, eran nuestros mejores amigos.
     Inés llevaba en la lista de espera de esa operación una eternidad, por eso nos sorprendió tanto que nos avisaran con tampoco tiempo. Aun así no podíamos rechazarla, ya que la lista seguía y había muchos otros pacientes que también necesitaban esa operación.
     Al escucharlo, los demás también se alegraron mucho. Nos dieron sus mayores apoyos y nos dijeron cosas como ‘todo va a ir bien’. Deseaba que tuvieran razón, y les agradecía un montón que estuviesen ahí para ayudarnos.
     A la mañana siguiente había que estar en el médico así que no tardaron mucho en irse para dejarnos descansar. Al último al que despedí fue a Dougie.
Dougie: Todo va a salir bien, ya lo verás. –me dijo con una sonrisa mientras me acariciaba la mejilla, ya en la puerta.
Carla: Gracias. De verdad, muchas gracias. –dije mientras apoyaba mi mano encima de la suya, aún sobre mi mejilla. Él me correspondió con un dulce beso.
Dougie: Estaré aquí para lo que necesites, tú y las chicas.
     De nuevo le besé. Quizás fuese otra forma de decirle gracias, porque con palabras no me parecía suficiente. Quizás fuese decirle muchas cosas que no me veía capaz de expresar lo suficientemente bien hablando.
     Dougie se fue. Nosotras nos hicimos un par de cosas para cenar y nos acostamos. Aunque algunas, véase yo, no pegamos ojo en toda la noche. 
     Cuando me desperté y bajé abajo, Inés ya estaba despierta. Por un lado me parecía raro, porque siempre era la última en levantarse, pero por otro lado lo entendí. Debía estar nerviosa por ese tema.
Carla: ¿No has podido dormir? –pregunté sentándome a su lado en la mesa de la cocina. Ella me negó con la cabeza sin apartar su vista de la taza. – No te preocupes, todos vamos a estar contigo.
Inés: ¡P-pero a vosotros no os v-van a abrir la g-garganta! –gritó rápida. La miré asombrada con ese comentario. Luego lo pensó mejor y se disculpó.- Lo siento, es que…
Carla: Inés, tranquilízate. No pasa nada. –me levanté y le besé en la cabeza, encima del pelo. Seguidamente me puse a preparar algo para mí.- Desayunamos y nos preparamos rápido y nos vamos al médico, ¿no?
     Inés volvió a comerse las palabras y le bastó con asentir. Durante el desayuno intenté cambiar de tema y hablar de otras cosas, pero a Inés no se le veía muy animada. Aun así, no paraba de intentarlo.
Carla: ¿Has hablado con Danny? –por primera vez en la mañana levantó la vista y me miró. –Has hablado con Danny. –deduje. -¿Y… qué tal? –quise saber.
Inés: Hmmm… Sigue sin t-tener las cosas c-claras.
Carla: -me quedé pensativa.- ¿Y… tú las tienes claras?
Inés: -se encogió de hombros.- ¿A q-qué te refieres?
Carla: No sé… ¿A ti te gusta?
Inés: ¿Jones? –Preguntó riendo.- B-Bueno… -volvió a dar un par de vueltas con la cuchara a su taza.- No sé…  -me miró de nuevo.- ¿Puede?
Carla: A mí no me preguntes, mona. –le contesté riendo. –Eso lo tienes que saber tú.
Inés: ¿Y cómo l-lo sé?
Carla: No hables como si tuvieras 9 años. Has visto muchas películas y… no sé, puedes imaginártelo. ¿Por qué me preguntas eso? ¿Nunca te ha gustado ningún chico?
Inés: No, y l-lo sabes.
     Sí, estúpida pregunta. Lo sabía. A Inés nunca le había gustado ningún chico. Siempre les pareció algo… no-definido. Y que no fuese porque nadie había estado tras ella, que sí. Niños que solo buscaban su belleza, aprovecharse de ella.
Inés: ¿Ent-tonces… Tú como sabes que t-te gusta Doug, p-por ejemplo?
Carla: Jo, Inés, no sé explicarte… Puede que porque… No sé… Estar con él es genial, como estar en una nube. Se esfuman los problemas y sólo estamos él y yo. Me trata con tan sumo cuidado que sé que nunca me dejará caer, y si lo hago él me ayudará a levantarme, me besará y todo seguirá igual de bien, o incluso mejor que antes. – lo dije casi sin pensar, lo primero que salía por mi boca.
Inés: A t-ti no te gusta Doug… Tú lo que estás es e-namorada… -dijo sonriente.
Carla: ¿Qué? –dije bajando a la Tierra. -¿Qué dices? –volví a preguntarle, como si lo que hubiera dicho fuese una locura.
Inés: Lo q-que oyes. Estás has-ta los hu-esos por él, y sólo llevá-is un día. –me dijo con la misma sonrisa.
Carla: No es cierto. Me gusta, me atrae, es guapo, es… bueno, todo, pero no estoy enamorada. –dije convenciéndome.
     Enamorada. Era una palabra que según parecía, me venía muy grande. Cómo bien había dicho Inés, solo había pasado un día, era prácticamente imposible. Pero… ¿Y si sí lo estaba? ¿Y si yo lo estaba y Dougie no?
Carla: Olvidemos este tema. –dije al fin. Como siguiese dándole vueltas, acabaría por explotarme la cabeza.- Estábamos hablando de ti y de Danny. –Inés fue a abrir la boca, pero le frené. –Pero… Lo seguiremos en otro momento. Tenemos que irnos si no quieres llegar tarde al médico.
Estábamos en la sala de espera. Aun siendo las 11 y media de la mañana había algo de gente allí. Me sorprendió que algunas personas, adolescente más bien de mi edad, viniesen hasta mí para saludarme, aunque no les conociese de nada. Por lo que se veía, ellas si me conocían como la chica que últimamente pasaba mucho tiempo con McFly. No sabía si tomármelo como algo bueno o malo.
Inés: Puede q-que sí. –me miró con una tímida sonrisa. No había vuelto hablar desde el desayuno. Le miré sin comprender.- Puede q-que sí me guste Danny. –dijo aclarando mis dudas.
No pude evitar soltar una dulce sonrisa. A nuestra pequeña Inés –aunque tuviese la misma edad que Noe siempre fue nuestra pequeña- le gustaba un chico. Le acaricié la mejilla.
Inés: ¿Y ahora… q-qué hago?
Carla: ¿Ahora, ahora? Nada. Deberías esperar. Danny… Danny es un chico muy especial. Quizás necesite un tiempo. Y no le agobies, sabes que es un poco lento de mente. –Inés soltó una carcajada.- Tampoco te ilusiones, ¿vale? –ahora me miraba más fijamente. – No quiero desilusionarte, pero… Es Danny. Tenlo siempre muy presente.
***: Inés, Carla, es vuestro turno. –la enfermera salió de la consulta para avisarnos.

lunes, 11 de julio de 2011

~ Capítulo 30;

POV CARLA
     Había oscurecido y Doug y yo habíamos decidido que ya era hora de volver a casa. Con suerte, hasta estuviera sola porque los demás se hubiesen ido. Dougie era un mundo. Te podía contar las cosas más extrañas que nunca hubieses oído, pero sin embargo a él le hacían gracia. Las anécdotas que yo podía contarle y hasta el momento me parecían lo más gracioso del mundo no era nada en comparación con las suyas. Peculiares a más no poder. Con los chicos, con Danny o incluso de él sólo. Las historias que se montaba no eran normales, pero sí eran geniales. Además, ahora parecía haberse suelto el chico más…  de todos. O eso, siempre lo había sido y yo no me había dado cuenta hasta ahora. No sabría decirlo, pero las mariposas que rondaban mi estómago no se iban ni a la de tres.
     Al fin llegamos a la puerta de casa. Durante el camino, Doug me prestó su chaqueta porque se había levantado frío. Antes de entrar en casa le paré.
Carla: Espera, Doug. –le cogí del brazo y le volví hacia mí. Nada más mirarle a los ojos ya me entraban ganas de besarlo de nuevo. –Ha sido genial.
Dougie: ¿De verdad? –me preguntó misterioso, mientras alargaba sus brazos a mi cintura y me acercaba a él.
Carla: De verdad.
Dougie: ¿No me mientes?
Carla: No te miento.
Dougie: ¿Sabes qué?
Carla: ¿What?
Dougie: Café co lechi.-reímos. –No, en serio. ¿Sabes qué? –me preguntó hablando sobre mis labios, casi en un susurro.
Carla: No.
Dougie: Podríamos rematar el día.
Carla: -se me escapó una risa tonta.- ¿Tú crees?
Dougie: Creo, creo. –dijo convencido.
Carla: -reí de nuevo.- Está bien. Tú sabrás lo que haces. Lo dejo todo a tus manos, Poynter.
     Él sonrió de lado y me besó de nuevo, deseoso. Me cogió en peso y entramos como pudimos en casa. Nada más entrar en ella el ruido de gente hablando penetró en nuestros oídos. Para nuestra sorpresa, en el salón estaban todos o casi todos. Dougie me dejó cuidadoso en el suelo a su lado. Los demás nos miraban y reían. Para nosotros era una situación algo incómoda.
Harry: Vaya, vaya. ¿Pero qué tenemos aquí?
Jack: Así que este era el chico misterioso.
     Dougie me miró y yo me encogí de hombros.
Carla: Esto… ¿Qué hacéis? –dije cambiando de tema mientras nos acercábamos a los sofás con ellos.
Alice: Sí, sí, cambia de tema, guapa.- me dijo cuándo me senté a su lado a la vez que me daba un suave codazo en las costillas. Yo reí nerviosa.
Inés: Pues… Nosotros ya n-nos íbamos. –dijo bien alto para que todos la escuchasen.
Noelia: ¿Ah, sí? –preguntó sin saber.
Inés: Claro.- dijo en tono de obviedad. Los demás estaban muy parados.
Harry: Yo no recuerdo haber dicho nada… -comentó mirando a los demás.
     Inés miró a Alice buscando algo de ayuda. Ella parecía la única que había captado la idea.
Alice: Que sí, chicos. Que nos vamos. Es que… Aquí hace demasiado calor. Demos una vuelta por ahí. –dijo al levantarse del sofá. Todo el mundo la observaba pero no se movía. -¡Vamos! –insistió.
Jack: ¿Habláis en serio? Yo no tengo ganas de salir…
Alice: -le pegó una colleja a su hermano.- Mira que sois tontos, eh.
Carla: Alice, déjalo. No pasa nada, de verdad. Nos podemos quedar aquí todos juntos.
Noelia: Aaaaaaaaaaaaaaaah… ¡Ahora lo pillo! –Gritó de repente.- Venga, todo el mundo fuera, que los chicos quieren tener algo de intimidad.
Carla: Noe, que da igual. –contesté muerta de vergüenza. Juraría que me había puesto roja/rosa.
     Todos reímos, pero aquello me daba mucha vergüenza. Había que cambiar de tema cuanto antes. Eso siempre funcionaba. Fui a abrir la boca pero mi móvil empezó a sonar. Me aparté un poco de todos y lo cogí.
Carla: ¿Sí? … ¿Doctor? … -miré mi reloj para ver la hora. – No, no pasa nada … Sí, claro que lo recuerdo … -ahora todos se habían callado y me miraban. Yo directamente miré hacia Inés. Su cara lo expresaba todo, sabía que era sobre ella.- ¿Pero cuando? … ¿La semana que viene? ¿No cree que es demasiado precipitado? … No, ya lo sé, pero… Mañana a las 11 y media... –suspiré.- Está bien. … Adiós, buenas noches. –colgué.
     Todos aún seguían mirándome. Esperaban que les contase que había pasado. Era algo que nosotras sabía que pasaría algún día, pero no tan pronto. La semana que viene…

viernes, 8 de julio de 2011

~ Capítulo 29;

POV DANNY.
     El puñetazo de Dougie me estaba haciendo reflexionar. Quizás tuviese razón y me estaba comportando como un imbécil. Quizás tuviera que ir a pedir perdón a Carla y plantearme seriamente cambiar esta actitud de crío de 3 años. Pero al mismo tiempo odiaba que tuviera razón, odiaba que el enano tuviera razón y que yo acabase por los suelos por mmi estúpido comportamiento, odiaba que el fuera el bueno y yo el malo, y al fin y al cabo, eso siempre fue así. Dejé de pensar en el tema Dougie porque me ponía enfermo. Después de pensarlo varias veces, decidí ir a casa de Carla y hablar con ella, pedirle perdón y prometerle que nunca más volvería a pasar, aunque ese tipo de cosas sabía que me costaba la vida.
     Con tanto pensamiento me había ido a la otra punta de la ciudad. Cogí un buen ritmo y puse dirección a casa. Intenté irme por callejones que poca gente conocía, porque no tenía ganas de que la gente me mirase y me parase por la calle cuando me viese. Supongo que no me quería desconcentrar de lo que quería decirle a Carla.
     Al fin llegué a casa. Y aun habiéndome pasado todo el camino de vuelta qué decirle, me tuve que parar otros cuantos minutos enfrente de la puerta a repasarlo todo como si de un examen se tratase. No quise pensarlo más y llamé al timbre. Tardaron bastante tiempo para mi gusto en abrir, pero al otro lado de la puerta apareció Noelia. No pareció mucho que le agradase que estuviera allí.
Noelia: Éramos pocos y parió la abuela. –dijo con algo de desprecio. Ignoré su tono. –Jones, ¿qué pasa? –dijo ahora a modo de saludo.
Danny: Eh… Hola. –saludé. – Eh… ¿Está Carla?
     Justo en ese momento apareció por detrás de Noelia el bello rostro de Inés.
Inés: ¿Q-Quién es? –dijo antes de verme. La sonrisa se le nubló al saber que era yo.- Jones…
     Me había roto la cabeza pensando en Carla y en qué decirle, pero no había reparado en Inés. Desde… El beso no habíamos hablado.
Danny: Estaba buscando a… Carla. –dije al fin.
Inés: No está. –dijo seca.
Noelia: ¿Algo más, Jones?
     Me di cuenta de que dentro estaba todo el mundo. En el salón, parecía que se lo estaban pasando muy bien. Desde la puerta se escuchan alguna que otra carcajada de los allí presentes. Volví a mirar a las chicas, en concreto a Inés. ¿Debería o no hablar con ella?
Danny: Esto… Bueno… No sé… Eh… -Mi cabeza no pensaba con claridad y me frustraba.- Hmmm… Inés, ¿puedes… puedes salir? –me estaba poniendo nervioso,  y pensar que yo me estaba poniendo nervioso, me hacía estar más nervioso aún y… -Me gustaría hablar contigo.
     Ella y Noelia intercambiaron miradas. Supongo que entre ellas se entendieron. Al fin Noe le dio un beso en la mejilla a Inés y entró dentro después de dirigirme una mirada que no sabía muy bien como descifrar. ¿Amenaza, odio, asco…? A saber. Inés cerró la puerta y se quedó allí mirándome, esperando a que hablase.
Danny: Eh… Hmmm… ¿Qué tal? –fue lo único que se me ocurrió.
Inés: ¿Q-Qué quieres? –preguntó siendo directa.
Danny: ¿Qué pasa? ¿No me crees cuando te digo que quiero saber cómo estás?
Inés: ¿E-Estás bien?
     ¿Estaba bien? No lo sabía ni yo.
Danny: Bueno… Es que… La última vez que nos vimos, las cosas no quedaron muy claras.
Inés: ¿Y b-bien? ¿Algo q-que aclarar?
     Esa actitud que tenía me estaba poniendo más nervioso aún. Si ya me costaba, con ella así era mucho peor.
Danny: ¿Quieres parar? Así no ayudas, ¿sabes?
Inés: Danny, -por primera vez en la conversación me llamaba por mi nombre.- yo t-tengo las cosas muy cla-ras, eres tú el que d-deberías aclarar-te.
Danny: No sé a lo que te refieres. –mentí.
Inés: ¿E-En serio? ¿Te recuer-do que primero me b-besaste y terminaste el d-día acost-tándote con Carla? ¿Mañana qué, te liarás con la v-vecina de enfrente o con t-tu fan núm-mero uno? –preguntó retórica.
     No supe que responder. Tenía razón. Parecía que todo el mundo tenía razón menos yo. Era algo con lo que tenía que empezar a acostumbrarme o nada iría bien. 
Inés: ¿Q-Qué intentas, Danny? ¿Q-Qué quieres?
     Al ver que no contestaba rodó los ojos y abrió la puerta de nuevo. Antes de entrar me volvió a mirar. Distinguí decepción en aquella mirada.
Inés: ¿Entras?
     Negué con la cabeza. Ella se lo espera y me dio la espalda cerrando la puerta después. Empecé a pensar que todo esto era una mierda. Todo, en general.


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Sé que es corto y cacoso, pero a lo mejor subo ahora después para compensar.
Gracias por las que os animáis a comentar, sabéis que me encanta
que me digáis que os gusta, es genial. ^-^
De todos modos también acepto criticas, si queréis cambios y ese tipo de cosas, ¿vale? :)
Os quiero mucho y eso.

LOVE YOU ALL. <3