jueves, 14 de julio de 2011

~ Capítulo 31;

Carla: Inés… Mañana hay que estar en el médico a las 11 y media.
Inés: ¿Q-Qué ha p-pasado? –dijo levantándose y viniendo hacia mí. Sus ojos estaban con lágrimas. Esa imagen siempre fue una de las más difíciles de afrontar.
Carla: No… No ha pasado nada, cariño. –le abracé. –El doctor quiere hablar contigo.
Inés: ¿Y de q-qué? –preguntó aún abrazada a mí.
Carla: Pues… -la solté para mirarle a la cara. – Te… Te operan la semana que viene.
Noelia: ¿Qué? – saltó del sofá al oír eso. – ¡Cariño, eso es genial! –le dijo abrazando a Inés.
     Sí. Eso era una buena noticia. Esa operación podría devolver un habla normal a Inés, sin tartamudeo alguno. Pero siempre a la vez daba miedo de lo que podía pasar, de que algo saliese mal.
     Los demás nos miraban sin entender. Las tres nos tranquilizamos y nos sentamos con todos en los sofás para contárselo. Al fin y al cabo, eran nuestros mejores amigos.
     Inés llevaba en la lista de espera de esa operación una eternidad, por eso nos sorprendió tanto que nos avisaran con tampoco tiempo. Aun así no podíamos rechazarla, ya que la lista seguía y había muchos otros pacientes que también necesitaban esa operación.
     Al escucharlo, los demás también se alegraron mucho. Nos dieron sus mayores apoyos y nos dijeron cosas como ‘todo va a ir bien’. Deseaba que tuvieran razón, y les agradecía un montón que estuviesen ahí para ayudarnos.
     A la mañana siguiente había que estar en el médico así que no tardaron mucho en irse para dejarnos descansar. Al último al que despedí fue a Dougie.
Dougie: Todo va a salir bien, ya lo verás. –me dijo con una sonrisa mientras me acariciaba la mejilla, ya en la puerta.
Carla: Gracias. De verdad, muchas gracias. –dije mientras apoyaba mi mano encima de la suya, aún sobre mi mejilla. Él me correspondió con un dulce beso.
Dougie: Estaré aquí para lo que necesites, tú y las chicas.
     De nuevo le besé. Quizás fuese otra forma de decirle gracias, porque con palabras no me parecía suficiente. Quizás fuese decirle muchas cosas que no me veía capaz de expresar lo suficientemente bien hablando.
     Dougie se fue. Nosotras nos hicimos un par de cosas para cenar y nos acostamos. Aunque algunas, véase yo, no pegamos ojo en toda la noche. 
     Cuando me desperté y bajé abajo, Inés ya estaba despierta. Por un lado me parecía raro, porque siempre era la última en levantarse, pero por otro lado lo entendí. Debía estar nerviosa por ese tema.
Carla: ¿No has podido dormir? –pregunté sentándome a su lado en la mesa de la cocina. Ella me negó con la cabeza sin apartar su vista de la taza. – No te preocupes, todos vamos a estar contigo.
Inés: ¡P-pero a vosotros no os v-van a abrir la g-garganta! –gritó rápida. La miré asombrada con ese comentario. Luego lo pensó mejor y se disculpó.- Lo siento, es que…
Carla: Inés, tranquilízate. No pasa nada. –me levanté y le besé en la cabeza, encima del pelo. Seguidamente me puse a preparar algo para mí.- Desayunamos y nos preparamos rápido y nos vamos al médico, ¿no?
     Inés volvió a comerse las palabras y le bastó con asentir. Durante el desayuno intenté cambiar de tema y hablar de otras cosas, pero a Inés no se le veía muy animada. Aun así, no paraba de intentarlo.
Carla: ¿Has hablado con Danny? –por primera vez en la mañana levantó la vista y me miró. –Has hablado con Danny. –deduje. -¿Y… qué tal? –quise saber.
Inés: Hmmm… Sigue sin t-tener las cosas c-claras.
Carla: -me quedé pensativa.- ¿Y… tú las tienes claras?
Inés: -se encogió de hombros.- ¿A q-qué te refieres?
Carla: No sé… ¿A ti te gusta?
Inés: ¿Jones? –Preguntó riendo.- B-Bueno… -volvió a dar un par de vueltas con la cuchara a su taza.- No sé…  -me miró de nuevo.- ¿Puede?
Carla: A mí no me preguntes, mona. –le contesté riendo. –Eso lo tienes que saber tú.
Inés: ¿Y cómo l-lo sé?
Carla: No hables como si tuvieras 9 años. Has visto muchas películas y… no sé, puedes imaginártelo. ¿Por qué me preguntas eso? ¿Nunca te ha gustado ningún chico?
Inés: No, y l-lo sabes.
     Sí, estúpida pregunta. Lo sabía. A Inés nunca le había gustado ningún chico. Siempre les pareció algo… no-definido. Y que no fuese porque nadie había estado tras ella, que sí. Niños que solo buscaban su belleza, aprovecharse de ella.
Inés: ¿Ent-tonces… Tú como sabes que t-te gusta Doug, p-por ejemplo?
Carla: Jo, Inés, no sé explicarte… Puede que porque… No sé… Estar con él es genial, como estar en una nube. Se esfuman los problemas y sólo estamos él y yo. Me trata con tan sumo cuidado que sé que nunca me dejará caer, y si lo hago él me ayudará a levantarme, me besará y todo seguirá igual de bien, o incluso mejor que antes. – lo dije casi sin pensar, lo primero que salía por mi boca.
Inés: A t-ti no te gusta Doug… Tú lo que estás es e-namorada… -dijo sonriente.
Carla: ¿Qué? –dije bajando a la Tierra. -¿Qué dices? –volví a preguntarle, como si lo que hubiera dicho fuese una locura.
Inés: Lo q-que oyes. Estás has-ta los hu-esos por él, y sólo llevá-is un día. –me dijo con la misma sonrisa.
Carla: No es cierto. Me gusta, me atrae, es guapo, es… bueno, todo, pero no estoy enamorada. –dije convenciéndome.
     Enamorada. Era una palabra que según parecía, me venía muy grande. Cómo bien había dicho Inés, solo había pasado un día, era prácticamente imposible. Pero… ¿Y si sí lo estaba? ¿Y si yo lo estaba y Dougie no?
Carla: Olvidemos este tema. –dije al fin. Como siguiese dándole vueltas, acabaría por explotarme la cabeza.- Estábamos hablando de ti y de Danny. –Inés fue a abrir la boca, pero le frené. –Pero… Lo seguiremos en otro momento. Tenemos que irnos si no quieres llegar tarde al médico.
Estábamos en la sala de espera. Aun siendo las 11 y media de la mañana había algo de gente allí. Me sorprendió que algunas personas, adolescente más bien de mi edad, viniesen hasta mí para saludarme, aunque no les conociese de nada. Por lo que se veía, ellas si me conocían como la chica que últimamente pasaba mucho tiempo con McFly. No sabía si tomármelo como algo bueno o malo.
Inés: Puede q-que sí. –me miró con una tímida sonrisa. No había vuelto hablar desde el desayuno. Le miré sin comprender.- Puede q-que sí me guste Danny. –dijo aclarando mis dudas.
No pude evitar soltar una dulce sonrisa. A nuestra pequeña Inés –aunque tuviese la misma edad que Noe siempre fue nuestra pequeña- le gustaba un chico. Le acaricié la mejilla.
Inés: ¿Y ahora… q-qué hago?
Carla: ¿Ahora, ahora? Nada. Deberías esperar. Danny… Danny es un chico muy especial. Quizás necesite un tiempo. Y no le agobies, sabes que es un poco lento de mente. –Inés soltó una carcajada.- Tampoco te ilusiones, ¿vale? –ahora me miraba más fijamente. – No quiero desilusionarte, pero… Es Danny. Tenlo siempre muy presente.
***: Inés, Carla, es vuestro turno. –la enfermera salió de la consulta para avisarnos.

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