domingo, 25 de septiembre de 2011

~ Capítulo 44;

Yo no debería estar aquí porque subí ayer, peeero..
Lo tengo que decir, esta mañana cuando leí los comentarios del capítulo anterior me alegrasteis mucho, que no estaba demasiado -nada- contenta yo. :')
GRACIAS. No sabéis lo mucho que me importa que me digáis vuestras opiniones y sobretodo que os gusta, es lo mejor de escibir cosas así.
Así que nada, os traigo esto en agradecimiento. LOVE YOU ALL. <3                             

Los siguientes días pasaron si mucha novedad. Alice y Jack llamaron avisándonos de que ya habían llegado a su destino sanos y salvos, no sin antes llevarse una pequeña bronca por no haber querido que fuésemos al aeropuerto a despedirlos una última vez. Harry de paso nos contó que, al igual que Noelia con Jack, lo había dejado con Alice.
Por otro lado, Tom y Gio seguían igual, o incluso más ilusionados que antes con su bebé, a pesar de que les quedase unos…  nueve meses.
Doug y yo seguíamos igual. Pelea por aquí, beso por allá. Era increíble cómo me hacía sentir. Despertaba mi ánimo en cualquier momento con cualquier tontería.
Inés y Danny parecían quererse tanto que nunca lo hubiera imaginado. Era algo chocante ver a un Danny tan… ¿enamorado? Muy chocante. Pero me alegraba por ellos. Inés no se quedaba atrás. Se complementaban el uno al otro. Que si Inés se agobia por el tema de la operación, Danny lo arreglaba en cuestión de segundos. Cuando era Danny el preocupado, Inés lo animaba, por mucho que le costara.
Carla: Inés. –llamé a su puerta antes de entrar. –Prepara las cosas que nos tenemos que ir al hospital. –Inés pasaba la noche allí. Mañana por la mañana temprano sería la operación.
En el cuarto estaban ella y Danny en la cama, cada uno con su guitarra. Pasaban mucho tiempo así. Tocando o componiendo incluso.
Danny: Pensaba llevarla yo. –se anticipó.
Carla: Ya, bueno, no sé.
Inés: Chicos, n-no hace fal-ta que vengáis n-ninguno…
Danny: Podemos ir los dos. –razonó, ignorando el comentario de Inés.
Carla: Sí, el caso es que Noe también quería venir.
Inés: Chicos…
Danny: No nos dejarán estar tantos.
Carla: Ya…
Inés: ¡Chicos!
Carla: Sola no vas a ir. –exclamé al mismo tiempo que Danny.
Inés: Vale, vale, no m-me comáis.
Danny y yo reímos.
Carla: Bueno, anda. Prepáralo todo. –le dije a Inés.
Inés: ¿Quién v-venís al fi-nal?
Carla: Los tres. Si hay algún problema, Mr. Jones sabrá que hacer. –le guiñé un ojo y mientras reía salí de la habitación.
Danny: Todos los problemas para Mr. Jones, ¿no? –dijo haciendo parecer molesto.
Inés rió y mientras le acarició la cara se levantó para hacer su maleta. De fondo y de la mano de la guitarra de Danny, una nueva melodía que Inés y él estaban creando.
Danny: Ya estamos. –dijo mientras Inés y é bajaban por las escaleras.
En el salón esperábamos Noe, Doug y yo, además de Harry, que últimamente pasaba mucho tiempo en casa. Mejor dicho, mucho tiempo con Noe. Esos dos habían hecho muy buenas migas.
Carla: Os quedáis solos en casa. -les dije a Doug y a Harry. –Por favor, no rompáis nada.
Harry: Tranqui, Carla, que yo protejo a tu fierecita. –dijo sentándose al lado de Dougie y pasándole la mano por su cabeza como si de un perro se tratase.
Dougie: ¡Aaah! –se quejó exageradamente mientras apartaba bruscamente a Harry de su lado entre risas.
Carla: Que no quemen la casa, que no quemen la casa… -susurraba mientras iba andando hasta la puerta.
Harry: ¡Llamadnos con lo que sea! –gritó Harry antes de que cerrásemos la puerta.
Carla: Si no habéis roto el teléfono hasta entonces. –volví a susurrar.
Noelia: ¡Exagerada! –rió dándome un ligero golpe en el hombro.
Carla: ¿Exagerada? ¿Sabes lo bestia que puede llegar a ser Danny? –dije bien alto para que me escuchara. –Pues esos dos, cuando se juntan, lo son mucho más. –reí.
Danny: ¡Eh, te he escuchado! –gritó. –El bestia va a por el coche. No tardo.
Noelia: ¿Qué bestias ni qué bestias? Si son más cucos.
Carla: Eh, a ver qué dices tú ahora de mi novio.
Noelia: No me refería a tu novio. –se defendió sacándome la lengua.
Inés: ¿Entonces t-te refer-ías a Harry? –preguntó alzando una ceja.
Noelia: No, no. Bueno… A ver…
Carla: Cazada. –reí y choqué las cinco con Inés.
Noelia: Jo… ¿Pero no me digáis que Harry no es cuco?
Danny: Ejem. –su coche apareció a nuestra derecha. – ¿Harry cuco? ¿Tú me has visto a mí? – dijo orgulloso para después soltar una carcajada.
Noelia: Idiota.
Le dio una pequeña colleja y entró en la parte de atrás del coche de Danny ignorando sus lloriqueos. Inés y yo también entramos en el coche riéndonos, cosa que mosqueó más a Danny, que a su vez nos hacía más gracia a nosotras.
Llegamos al hospital. En cuanto lo hicimos los cuatro nos pusimos algo tensos. Habitación 211 según la información que nos había dado la enfermera que estaba en la taquilla de recepción.  Era en una tercera planta, y subimos por el ascensor. Personajes con batas blancas y mascarillas abundaban los pasillos de aquel sitio. Entramos en la habitación. Sólo tenía una cama, lo cual significaba que no compartiría habitación con nadie desconocido y más intimidad. Todo parecía estar muy limpio y ordenado.
Noelia: Bueno… Aquí pasarás las siguientes 24 horas si todo va bien.
Danny: Aquí nada puede ir mal. Todos esos de ahí afuera han estudiado mucho para que nada vaya mal. –todas miramos raro a Danny. - ¿Qué? Esperemos que tanto estudio y menos salir de fiesta les haya servido para algo. –nosotras reímos.
Carla: Tienes buenas vistas. –dije asomándome por la ventana. El Támesis se veía a lo lejos.
Miré a Inés por si lo de las vistas le había animado. Estaba sentada en el filo de la cama, observándolo todo sin abrir la boca. A decir verdad, no había abierto la boca desde hace un buen rato. De repente, llamaron a la puerta. El nuestro médico de siempre entró por aquella puerta alegremente.
Doctor: Woo, cuánta gente. –rió observándonos a todos. Primero saludó a Inés, a Noe y a mí con un apretón de manos. Cuando lo iba a hacer con Danny se quedó pensando unos momentos. –Espera, espera… Tú eres… Hmmm…
Danny: Danny, Danny Jones. –contestó con una cortés sonrisa.
Doctor: ¡Eso! Muchacho, tienes a mi hija loca por tus huesos. –Dan soltó una tímida risa. Inés escuchó eso seriamente, aun así sin rechistar. -¿Amigo de esta familia? –preguntó dedicándonos una sonrisa a nosotras tres.
Danny: Sí… Además, novio de Inés. –contestó algo reprimido.
Doctor: ¡Oh, vaya! –exclamó sorprendido. –Bueno, dejémonos de charloteo, que Inés no tiene muchas ganas. –dijo observador. –Supongo que querréis pasar noche con ella, aunque sabéis que no hace falta.- nosotros asentimos sonrientes. – Bueno, pero solo se puede quedar uno. Dos como mucho, ¿vale? –volvimos a asentir algo más serios. –Inés, luego vendré a darte un par de pastillas para la noche y explicarte algunas cosas más para mañana. No te preocupes por nada, que todo está controlado.
Dicho esto, el médico salió de la habitación y nosotros nos quedamos sin mucho más que decir.
Danny: Chicas, iros y yo me quedo está noche con Inés.
Carla: No, no, yo me quedo.
Noelia: Pero los tres no podemos.
Inés: Dejad q-que se q-quede Danny e iros v-vosotras. Descan-sad que cono-ciéndoos, mañana no os d-despegaréis de a-quí en todo el día.
Noelia: Danny también tendrá que descansar, que digo yo.
Inés: Danny se d-duerme en un pa-lo de madera. En estas si-llas des-gastada vosotras n-no podéis.
Nos miramos entre nosotros. Ninguno quería irse. Queríamos quedarnos y proteger a Inés con nuestra simple presencia. Como si solo estando allí, las posibilidades de que algo saliese mal se esfumasen.
Carla: Bueno, está bien. Pero porque se queda Danny y confío en él. –me apresuré a decir.
Inés: Pues v-venga, que vues-tros chicos os esta-rán esperando p-para cenar. ¿Me haréis un fa-vor?
Noelia: ¿El qué, peque? –preguntó empezándose a emocionar.
Inés: Decid-le a todos, a Doug, Harry, Gi, Tom, lla-mad incluso a Jack y a Alice, y decid-le que gracias de m-mi parte. Y q-que les quiero mucho. –los ojos se le habían llenado de lágrimas que no querían salir.
Carla: Idiota, ni que te fueras a morir. –dije abrazándola y escondiendo mis lágrimas.
Inés: A lo m-mejor no me m-muero, pero a lo me-jor no pue-do decir-lo más, y quiero q-que lo sepáis. Os quiero, ¿vale?
Noelia: Dentro de poco lo dirás tú misma. –dijo apartándose con los dedos algunas lágrimas traicioneras. Luego abrazó muy, muy fuerte a Inés.
Cuando se apartó de Noelia se despidió una vez más de nosotras y entró en el baño. Se había emocionado más de lo previsto.
Carla: Danny, cualquier cosa, llámanos, ¿entendido? –él asintió con la cabeza y nos fundimos en un abrazo. –Mañana estaremos aquí a primera hora.

sábado, 24 de septiembre de 2011

~ Capítulo 43;

Hola bichejos.
Solo quería pediros que deis señales de vida quien lea esto. Ya es sólo por simple curiosidad, ya que a esto le queda más bien poco. So.. ¡comentad! ;) Anyway, gracias a los que sí lo hacen. Que me hacéis tope feliz, jopé. *-*
Loooove you all. <3                                     

Torpes. Esa es la palabra que nos definía. Las tiendas de campaña y su montaje era lo más complicado que alguien podía hacer en su vida. Dougie y yo no parábamos de discutir. Que si ese gancho no va aquí, que si estira esa tela, que  si lo tienes que tensar más, etc. Al final, no tuvimos otro remedio que pedir ayuda.
Carla: Harry…
Harry: ¿Tampoco podéis? –negué con la cabeza con una pequeña sonrisa. –Pedazo de inútiles. –rió.
Terminó de colocar la tienda de Inés y Danny. No, ellos solos tampoco pudieron, y teniendo en cuenta que Harry montó la suya en 5 minutos les pareció buena idea su apoyo.
Harry: Doug, ayúdame. –le dijo, y entre los dos la montaron. - ¿Alguien más necesita la ayuda de Súper Judd? –soltó una carcajada.
Inés: ¡Creído! –dijo cuando pasaba corriendo detrás suya después de darle una pequeña colleja.
Harry: ¡Eh! –se quejó. – Te vas a enterar, pequeñaja. –gritó con voz de crío y empezó a correr detrás de ella.
Danny: Eh, tú, Súper Judd.-le llamó. - ¿Por qué no te vas a salvar al mundo y dejas a mi chica en paz?
Inés: ¿Danny? –susurró extrañada con esa reacción.
Harry: Idiota, sólo estábamos jugando.
Danny: Ya tienes una edad, ¿sabes?
Harry: Habló el más maduro de todos. Paso, Danny. Cada día estás más gilipollas.
Dicho esto dio media vuelta y entro en casa. En la cocina preparaban algo de cena.
Noelia: Jones, pensaba que habías cambiado esa jodida actitud. –había contemplado la escena.
Imitando lo que segundos antes había hecho Harry, entró en la casa. En el jardín ya solo estábamos Doug y yo dentro de nuestra tienda de campaña, sorprendidos con el numerito, y Danny y Carla.
Inés ando despacio hasta ponerse delante del pecoso.
Inés: ¿Hola? ¿Q-qué te ha pasa-do? –inquirió asombrada aún.
Danny: Déjame, Inés. –dijo con calma volviéndose y andando hasta su tienda. –Todo lo que hago, lo hago mal. Así que da igual.
Su tienda de campaña estaba justo al lado de la de Doug y mía. Dougie quiso salir, pero se lo impedí.
Carla: ¿Qué haces? –susurré. Con una mano en su pecho le empujé hasta dejarlo tumbado en el suelo. –Te van a ver, tonto.
Dougie: Tonto tú. –me contestó como un crío.- Tonta. –corrigió. Me tapé la mano para que no se oyera mi risa.
Carla: A ver, -volví a susurrar. –Están discutiendo. No puedes aparecer ahí como si nada. –me miró incrédulo. –Lo fastidiarías todo, ¿no te das cuenta?
Dougie: Prométeme que dejarás de ver novelas mejicanas. Te afectan demasiado. –soltó una carcajada. Le tapé la boca con mi mano mientras sonreía aguantándome mi risa.
Fuera, Inés siguió a Danny entrando en la tienda de campaña. El chico se había tumbado bocabajo en el suelo.
Inés: Danny. ¡Danny! –insistió al ver que no contestaba.
Danny: Inés, ya te lo he dicho. Déjame. –la voz se oía difuminada porque ni siquiera se había vuelto a mirarle cuando le contestó.
Inés: No has-ta que me di-gas que mierda t-te pasa.
De nuevo el chico no contestó. Inés intentó calmarse porque empezaba a ponerse nerviosa. Pero ahora que tenía a Danny, no quería perderlo. Tenía que actuar con cautela. Con cualquier palabra fuera de sitio Danny podría echarlo todo por la borda.
Después de pensar bien que tenía que hacer, Inés se tumbó al lado de Danny, imitando su posición.
Inés: ¿Y si t-te doy un be-so, me lo cuent-tas? –sonrió de lado contra el suelo.
Danny: ¿Cómo? –esta vez sí que se volvió hacia Inés. La chica había conseguido que sonriera.
Inés: Q-que si te doy un be-so, me lo cuen-tas. –repitió esta vez mirándose el uno al otro. Cada cual con una sonrisa de bobo en la cara.
Danny: Todo lo arreglas con un beso, ¿no? –ella asintió entusiasmada.
Dulcemente acercó su rostro al de Inés, uniendo sus labios una vez más. Con facilidad, Inés coloco sus manos en las mejillas de Danny. Incluso cuando se separaron, ella no las quitó.
Danny: Lo siento. –se disculpó el chico.
Inés: Un trato es u-un tra-to. –dijo divertida. – Yo he c-cumplido mi p-parte.
Danny: Solo te defendía. Y todos os habéis puesto como si hubiera matado a alguien. – Danny acercó más su cuerpo al de Inés, acomodándose mejor.
Inés: ¿Defen-derme? Danny, te has enca-rado con uno de t-tus mejores a-migos porque juga-ba conmigo a te-ner 6 años.
Danny: Joder, ya. Pero no sé… No quiero que te pase nada. Dentro de cuatro días te operan y estoy algo nervioso.
Inés: No vale que es-tés más nervio-so que yo. –rió cariñosamente. -¿Le pe-dirás per-dón a Harry?
Danny: Solo si me das beso.
Inés: Chantajista. –rió entre los labios de Danny.
En la tienda de al lado seguíamos Dougie y yo.
Carla: Ves. Lo que yo decía. Si hubieras salido cuando decías, esos dos no estarían ahora besándose.
Dougie: Cotilla. –rió.- Cuando entraron en su tienda, nosotros podíamos habernos ido perfectamente. Pero como te quieres enterar de todo…
Carla: Calla ya. –reí dándole un ligero codazo.
Dougie: Si me das un beso. –se burló.
Carla: ¡Idiota! Eso ha sido muy romántico, que lo sepas. –de nuevo, le volví a golpear levemente, para luego incorporarme.
Dougie: Ya te diré yo a ti lo que es verdaderamente romántico.
Me rodeo con sus brazos por la cintura y me volvió a tumbar a su lado, sujetándome fuertemente. Me giró para estar cara a cara y me besó a la vez que sonreíamos.
Tom: A ver, pajarillos, salid de vuestros nidos, qué está la cena. –gritó en el jardín.
Doug y yo asomamos las cabezas por la tienda de campaña. Vimos que Danny e Inés habían hecho igual que nosotros. Tom, Gi, Harry y Noe traían una bandeja con cosas para cenar.
Tom: Venga. ¿Quién hace la hoguera? –preguntó sonriente mientras todos ellos cogían asiento en el suelo de la hierba del jardín.
Los pajarillos salimos de nuestros nidos y nos sentamos con los demás. Se nos contagió en seguida el buen rollo que traían los demás de la cocina en pocos segundos. A Harry y a Noelia parecía habérseles olvidado el tema con Danny.
Y en momentos como ése me daba cuenta de que tenía que agradecer a quienquiera que sea lo que me había dado, porque era muy grande. En no muchos días, esas personas que ahora me acompañaban en esa cena en el jardín de una casa se habían convertido en mis mejores amigos. Las chicas, Inés y Noelia, sabía que ellas siempre me protegerían, y yo a ellas. Ahora estaban los demás. Gio, Tom, Danny, Harry y Dougie. La amistad era tan grande que solo de pensarlo me emocionaba. Me preguntaba si otras personas sentían lo mismo por sus amigos que yo por los míos o simplemente era demasiado sentimental

martes, 20 de septiembre de 2011

~ Capítulo 42;

POV CARLA.
Después de la llamada de Tom a Doug no nos entretuvimos más y volvimos a casa. Aquella idea nos gustaba demasiado como para dejarla, además, sería un comportamiento muy egoísta por nuestra parte. Apresuradamente entramos en la casa de los chicos.
Tom: ¿Habéis comprado eso? –dijo sin ni siquiera saludar antes.
Dougie: La bebida.
Tom: Bien. ¿Y vosotros? –les preguntó a Danny y a Inés.
Danny: Patatas, golosinas, pipas… -dijo mirando el interior de la bolsa de plástico que llevaba Inés en su mano.- ¡Globos! –exclamó emocionado sacando una bolsita.
Tom: Vale.- No hizo mucho caso a Danny.- Y Gi…
Gio: Aquí estoy. –acababa de entrar por la puerta. – Carne y las patatas.
Tom: Perfecto. –dijo sonriendo. Por primera vez desde que Doug y yo entramos en casa, parecía relajarse, y sólo con la sonrisa de Gio.
Gio: Cariño, tú te encargabas de la música.
Tom: Ah, sí. –Dijo volviendo a la realidad.- He encontrado un par de discos por casa que les gustará escuchar.
Nadie tomaba en cuenta la tensión que Tom llevaba en el cuerpo. Era como algo normal. Cuando algo había que preparar, nadie se preguntaba quién lo iba a organizar. Era una regla no escrita. Tom lo hacía siempre. Y aunque, si no estabas acostumbrado podía estresarte, sabías que lo hacía para que todo saliese genial. Sin embargo, siempre estaba Gio para calmar la situación.
Gio: Vamos amor, hoy lo pasaremos estupendamente. Relájate. –pasó las manos por los hombros de su chico.
Tom: Está bien. Pero hay que ponerse manos a la obra. Cuando lo tengamos todo listo, los llamamos y… ¡pum! ¡Sorpresa! –gritó emocionado.
Los demás reímos y le hicimos caso. Preparamos la mesa, con vasos, platos, la bebida, la música, apartamos los sillones para dejar espacio para luego poder bailar con comodidad, y bueno… Danny hinchó muchos, muchos, muchos globos.
Tom: ¿Cómo vais? –dijo saliendo de la cocina al salón. –Vaya, sois muy eficaces. –viendo todo lo que habíamos avanzado.- Me gusta, me gusta. –sonrió. –Lo nuestro ya casi está.
Carla: ¿Los llamamos? –sugerí.
Tom asintió con la cabeza aprobando mi idea. Busqué en mi bolso el móvil y a la primera que llamé fue a Noelia.
Carla: Eh, Noe, ¿qué tal? .. Ajam .. Oye, hemos pensado de comer y pasar la tarde aquí con los chicos  ..  Ya sé que no tienes ganas .. Vamos, anímate .. Está bien. Te esperamos. –colgué. Mi capacidad de convencimiento había funcionado.
Dougie: Yo llamo a Harry, yo llamo a Harry. –gritaba impaciente como un crío.
Carla: Vale, vale. Toma. –le ofrecí mi móvil.
Dougie: Yuhuuu. –dijo feliz. Carraspeó un par de veces antes de dar a la tecla verde. Al otro lado saludó desganado Harry. – Hola cariño. –reímos todos, y seguro que Harry soltó alguna sonrisilla. - ¿Qué haces? .. Qué .. ¿Divertido? –rió de nuevo. –Oye, queremos pasar una tarde tranquila en casa. –Sí, tranquila, pensó Doug, que rió para sus adentros. -¿Por qué no os venís a casa? .. Alice y tú, sí .. Vale, no tardéis. –colgó. –Prrremio. –dijo alegre.
Carla: Falta Jack.
Danny: ¿No estaba con Noe? –preguntó extrañado.
Carla: No, ella estaba sola.
Dudamos. Ellos siempre pasaban el mayor tiempo posible juntos, como todas las parejas, y si Noelia estaba sola, a lo mejor es que ya no eran pareja, lo que daba pie a que no tuvieran muchas ganas de fiesta, y menos de verse, sabiendo que no podrán estar juntos más tiempo.
Inés: Vamos, una fies-ta anima a cual-quiera. –comentó, que se ve que había pensado lo mismo que yo.
Danny: Tiene razón. Además, ya hemos avisado a los demás.
Les hice caso y llamé a Jack. De nuevo, tuve que insistir demasiado para que aceptara. Al fin, lo hizo. En pocos minutos le darían esa sorpresa que había sido idea de Fletcher, como una despedida. Los ánimos de Jack y Alice en los últimos días, junto con sus parejas, o sus ex parejas en esos momentos, no era muy bueno. Quería que recordaran su último día en la ciudad con sus amigos como algo divertido.
En pocos minutos el timbre sonó. Teniendo en cuenta que vivían a escasos metros, tampoco iban a tardar mucho en llegar, por eso tenía que estar todo listo en poco tiempo. La primera en llegar fue Noelia, que aunque quizás fuese la que menos ganas tenía de ir, no tenía otra cosa mejor que hacer. Al medio minutos, antes de que Gi cerrara la puerta después de dejarle paso a Noelia, aparecieron los otros tres: Jack, Harry y Alice.
Gio los condujo al salón, donde los demás esperábamos escondidos. Con un grande y largo ‘¡sorpresa!’ asombramos a los cuatro. Una risa irónica se instaló en sus rostros. El salón estaba lleno de globos, Danny reía escandalosamente cuando por ‘accidente’ explotaba alguno. Parecía un enano de 5 años. Lo peor es que Dougie le seguía el rollo y aquello era un espectáculo. La comida en la mesa olía demasiado bien como para esperar más a devorarla.
Notablemente habíamos subido el ánimo de los chicos. En la comida no pudo haber más risas porque no había más tontos en ella. Antes de que llegaran habíamos pactado no hablar ni una sola de vez de que los hermanos se iban ni nada por el estilo. Observamos cómo ninguna de sus parejas se sentaron juntos, aunque si conversaban animadamente y reían entre ellos. Tampoco hablamos de ello.
Comimos y recogimos después de un largo rato más de risas, aunque apenas quedaba ya en la mesa y menos teníamos ganas.
Después de haber recogido por completo la cocina, ya que nadie quería llevarse una bronca por parte de Tom, nos fuimos de nuevo al salón. Justo cuando entrabamos por la puerta, Tom daba al play de su gran equipo de música. Las canciones más cañeras empezaron a inundar la sala y nuestros cuerpos no se pudieron resistir a bailar. Además, Tom facilitó algunas bebidas refrescantes, la mayoría sin alcohol, aunque sí, los chicos bebieron con alcohol. Menos mal que nosotras le frenamos en el límite. Porque si ya eran locos sin alcohol en la sangre, no se querían imaginar que sería de aquella casa tan bonita como bebieran demasiado, quizás la quemasen o rompieran a golpes.
Todo parecía estar yendo perfectamente, acorde con el plan Tom. Nos lo estábamos pasando genial, todo era muy divertido, Jack y Alice se olvidaron de su viaje, aunque no por mucho tiempo. Decidieron irse antes que los demás, ya que tenían que seguir preparando cosas. No tenía mucho sentido seguir la fiesta sin ellos, pero insistieron. Gio y Tom salieron a despedirlos.
Jack: Chicos, en serio, ha estado genial. Ahora terminaréis vosotros por todo lo alto, como en los viejos tiempos, eh Tom.
Tom: Sí, pero… No sé… - dijo no muy convencido.
Alice: Nada. –le cortó.
Gio: Alice, cariño, aun no nos habéis dicho cuándo ni dónde sale vuestro vuelo. Tendremos que ir, ¿no?
Alice: No. –dijo sonriente, aunque le estaba empezando a dar ganas de llorar de nuevo.
Gio: ¿Cómo qué no? –preguntó sin entender.
Jack: Está ha sido nuestra despedida. La mejor que podíamos tener. No queremos otra, y si la hay mañana será peor.
Alice: Quiero tener el recuerdo de todos aquí, -continuó. – no de diciéndonos adiós con la mano y llorando desconsoladamente mientras entramos en el avión.
Gio: Dios, os voy a echar mucho de menos. –dijo abrazando a su amiga.
Alice: Es hora de irnos. Os llamaremos pronto, en cuanto lleguemos. –concretó. –Quiero noticias del pequeño, ¿entendido? –dijo posando suavemente la mano en el vientre aún plano de Gio.
Un par de abrazos más, un par de besos más, un par de ‘te quiero’, ‘os echaremos de menos’ y mil derivadas más. Los últimos para ser exactos, durante mucho tiempo.
La pareja volvió a entrar de nuevo con la intención de seguir aquello aunque Jack y Alice se hubieran ido ya. No comentaron nada de lo que le habían dicho de ir a despedirles al aeropuerto, querían terminar el día tan bien como lo estaba siendo. Y con ideas como las de Gio y Tom era demasiado fácil.

Gio: Vamos chicos. Recojamos todo esto que hoy hacemos acampada en el jardín, todos juntos.
Sin más, se puso a recoger platos. Ese plan de dormir en el jardín sonaba demasiado bien como para rechistar, así que no lo hicimos. Sonreímos al darnos cuenta de que Gi y Tom siempre tenía las mejores ideas, hacían una pareja increíble. Éramos  8 personas, luego todo quedó recogido en media hora más o menos. Los chicos tenían sus propias tiendas de campañas. Una para cada uno, lo que quería decir que las chicas compartiríamos noche con ellos. Cada una con su pareja y bueno, Harry y Noelia.

domingo, 18 de septiembre de 2011

~ Capítulo 41;

Hello, pequeños duendecillos del bosque!
He vuelto, sí. Se acabó lo de subir cada 30894756 años. Ahora intentaré hacerlo más regularmente.
Pero no os hagáis muchas ilus, que ya sabéis que a esto le queda poco.
Quería comentaros otra cosa.. (HABLANDO DE COMENTAR... EJEM, EJEM...) no olvidaros del otro blog de historias cortas (Sin ir más lejos, ¿te imaginas?).
En fin.. Este cap es cortito pero necesario. Enjoy it.
LOOOOOOOOOVE. <3                          


Carla: ¿A dónde me lleva, mi Capitán? –estaba enfrente de Dougie, con sus manos agarradas a las mías, guiándome, porque estaba andando de espaldas.
Dougie: A donde nos conduzca el viento.
Carla: Pues vaya ruta.
Dougie: La más divertida. Te puedes esperar cualquier cosa. Sea lo que sea, será sorpresa.
Carla: Bueno… Algo de sentido tiene.
Dougie: ¡Pues claro que lo tiene! ¿Dudabas del Capitán?
Carla: Oh, no, para nada. –reí.
Dougie: Eso espero. Que si no…
Carla: Si no, ¿qué?
Dougie: Mejor no te lo digo, esta noche podrías tener pesadillas.
Carla: Ah, pero por eso no hay problema. Resulta que tengo a un novio supercalifragilisticoespialidoso que me protege de todo.
Dougie: ¿Más supercalifragilisticoespialidoso incluso que yo?
Carla: Bufff… ¡Mucho más!
Dougie: Con que sí, eh. Ahora verás. –me agarró fuerte antes de que pudiese escapar y me sacudió de un lado para otro, a pesar de mis gritos y mis golpes en su espalda.
Carla: Como llame a mi novio se va a enterar, Capitán de pacotilla.
Dougie: Oy, lo que me ha dicho. –dijo ofendido. Cansado me dejó en el suelo.
Carla: ¿Ves? No tiene ni fuerzas. –Dougie me sacó la lengua burlón y yo le besé divertida. -¿Y después de este numerito, qué? –pregunté aún agarrada a su cuello.
Dougie fue a contestar, pero empezó a sonar su móvil. Me aparté de él, molesta porque interrumpían en el momento más oportuno.
POV DANNY.
Danny: Si no te importa antes de nada, voy a apagar la tele. –los dos reímos mientras me levantaba y le daba al botón ‘off’.
Inés: ¿Has p-pensado en al-go p-para hacer?
Danny: Ajam. –dije volviéndome a sentar al lado de Inés.
Inés: ¿Y me va a g-gustar?
Danny: Mucho. –le respondí acercando mi rostro al suyo. –Pero antes… -me separé rápidamente dejándola con todas las ganas de un beso. –quiero que vayas a por una cosita.
Inés: No soy tu cria-da, ¿sabes? –dijo molesta por lo del beso. Reí al darme cuenta y le besé sin que se lo esperase.
Danny: Trae tu guitarra, por fa. –le pedí. Ella me miró sin comprender. –Por favor… -repetí suplicante.
Ella se levantó bajo mi atenta mirada y subió las escaleras. Hasta que no desapareció por ellas no me levanté y fui hasta la entrada, donde había dejado la mía al llegar antes. Como el que no quiere la cosa, volví a mi sitio, y la coloqué entre mis piernas. Me aguaté todas las ganas de hacerla sonar en ese momento, quería esperar a Inés.
Inés: ¡Eh! –gritó mientras bajaba por las escaleras. -¿C-cómo ha lle-gado eso hasta a-quí?
Danny: Magia.
Inés: Ya, claro… -se sentó a mi lado con su guitarra también en su correcta posición. -¿Y para q-qué quieres la m-mía?
Danny: Y de nuevo me pregunto… ¿Tú eres la lista de los dos? –reí e Inés me dio un leve codazo. – Tú tocarás con tu guitarra y yo con la mía. ¿Te parece?
Inés: Hmmm… Suena bien.
Danny: Y mejor que sonará. Además, cantarás conmigo. –La boca de Inés formó una perfecta ‘O’. -¡Por favor!
Inés: N-no puedo… -se levantó del sofá y dejó la guitarra en él. Yo la imité.
Danny: Inés, escúchame. Sí puedes.
Inés: Me pa-rece una broma q-que me estés pidiendo e-esto.
Danny: ¿No lo harás por mí?
Inés: Lo haría, te lo juro. Pero no… n-no pue-do.
Le sostuve la mirada. Odiaba que tuviera tan poca confianza en sí misma. Y lo peor es que no me hacía caso. En algún momento pensé que ahora, al estar con ella y salir juntos, confiaría más en mí, y de paso, en ella. Suspiré resignado.
Danny: Está bien. Pero me molesta que no quieras hacerlo. –dije abrazándola.
Inés: Danny… -se separó de mí.
Danny: Nada. Solo te digo que me molesta. No estoy enfadado ni nada. –la besé en los labios dulcemente. -¿La guitarra si la tocarás conmigo, verdad? –ella asintió.
Nos sentamos en el sofá y cogimos las guitarras. Nos miramos durante unos segundos, preguntándonos con la mirada que tocábamos. Empecé una melodía que Inés captó al segundo y me siguió enseguida.
Everyday feels like a Monday…”  
Estaba en el solo de guitarra, en el ‘Oooooh…’ en el que me dejo la garganta, en el que se me hincha la vena e Inés sonríe divertida, cuando sonó mi móvil.