viernes, 29 de abril de 2011

~ Capitulo 23;

Carla: Eres un pesado, Danielo.
     De nuevo, como si de un niño chico se tratase, volvió a la posición de brazos cruzados. Me quedé observándolo durante un momento y reí. Luego me acerqué a su oído.
Carla: No te me pongas como si tuvieras 4 años, porque a mí me gustan más maduritos.
     Me separé de él, y ví como, con una sonrisa espléndida en la cara, se erguía.
Danny: Vale, creo que empezamos a entendernos. –dijo ya con tono normal.- Entonces… ¿Eso ha sido un ‘sí, Danny, hazme el amor como si fuera la última vez’?
Carla: Si más crío que tú no hay nadie. –reí.
Danny: Eso es lo que tú te piensas. –volvió a alzar una ceja.- Aquí nuestro amigo está hecho todo un hombrecito.
Carla: ¿Te he dicho ya que eres un idiota? –le dije riendo. Le cogía por el cuello y le atraje a mí. Le besé. Yo, besé a Danny. Joder, lo que hace el alcohol.
     Danny se puso de pie, sin separar nuestros labios, yo lo hice en el sofá. Rodeaba mis muslos con sus brazos, y mis manos se movían ligeras por su pelo. Me separé de él dejándolo con las ganas, y me miró pidiendome más.
Carla: ¿Subimos arriba? -hablé encima de sus labios.
     Él me volvió a besar, cogiéndome en peso. Yo enrosqué mis piernas alrededor de su cintura. Nuestras lenguas no se separaban ni un segundo. Como si de una guerra se tratase, luchaban la una contra la otra. Cada varios largos segundos teníamos que separarnos a coger aire. Subió las escaleras conmigo enrroscada a su tronco. En la planta de arriba se perdió. No sabía cuál era mi habitación. Bajando de él, le cogí del cuello de la camiseta y le dirigí hasta ella. Entramos en ella, y cerrá la puerta con su cuerpo. Empotré mi cuerpo contra el suyo, que a su vez, lo hizo con la puerta. Un quejido ronco salió de su  boca.
     Metió sus manos por debajo de mi camiseta, igual que yo lo hacía con él. Ahora me centraba en su cuello, dándole pequeños bocados que le excitaban. En esos momentos , la habitación estaba completamente a oscuras, pero aunque no lo viera, más de una marca le dejé sellada. Oir su respiración cada vez más acelerada en mi oído hacía que quisiera ir más rápido. Me quité la camiseta fugazmente, y mientras él se encargada del sujetador, yo le fui desabrochando el pantalón. Vi que estaba muy, muy excitado y me hizo gracia. Él mismo se terminó de quitar lo pantalones con la ayuda de sus pies. Hice lo propio con los míos. De nuevo, fui yo la que le quité la camiseta Danny.
     Y ahora, sólo nos separaba la fina capa sus bóxers y mis braguitas. Apartó las manos de mi espaldas, para coger las mías que estaban en su nuca. Las agarró con fuerza y cambió las posiciones. Ahora fui yo la que solté un gemido al chocar contra la puerta. Sin soltar mis manos, las colocó en la puerta también, dejándome inmóvil. Todo mi cuello fue invadido por sus labios, sus dientes y su lengua. Mis hormonos podían salir disparadas a 300 por hora. Aquello me ponía bastante, y Danny lo sabía, por lo que se tiró mucho rato haciendo lo mismo. De vez en cuando bajaba por mis pechos, mi barriga, la zona prohibida, y de nuevo, subía.
Carla: Danny... -eso o algo parecido era lo que intentaba decir.
     Danny soltó mis manos. Después de un rato, por fin empecé a sentir la sangre fluir por ellas. Ahora sus manos estaban en mi mejillas, mientras me daba un beso muy distinto a los demás. Me pilló muy desprevenida, así que casi muero por falta de respiración. Se separó de mí, y con los ojos cerrados posó su frente en la mía. Los dos teníamos la respiración demasiado acelerada, sin haber llegado a nada aún. Mis manos estaban en su pecho, y se movían al compás de sus pulmones. Él dirigió sus manos a mi trasero. Acercó mi zona prohibida con su zona prohibida, separadas por la ropa interior. Sentirlo ahí me hizo soltar un gemido más, que hasta ahora fue el más fuerte.
     Danny me miró con una sonrisa ladeada. Entonces, con la ayuda de sus dedos índices recorrió la goma del filo de las braguitas. Cada dedo por un lado, acabando los dos otra vez juntos, justo en donde se encontraba un florecita de tela. Aquel desplazamiento hizo vibrar todo mi cuerpo, desde la punta del dedo gordo de mis pies hasta el último pelo de mi cabeza. Dió un paso hacia atrás. Con sus dedos enganchados aún, hizo que me moviera con él. Así hasta caer en la cama.
     Yo encima de él, con cada una de mis piernas a un lado suya. En un abrir y cerrar de ojos, las últimas prendas que nos acompañaban se fueron al suelo. Y quizás todo estuviese yendo demasiado rápido, pero la rapidez o la lentitud no era lo que importaba ahora. Otro cambio, uno que no sé muy bien como se llevó a cabo, me dejó debajo de Danny, cogiendo el mando a él, que parecía que se le daba bien. En un momento que no me esperaba para nada, se levantó, dejándome sin saber qué hacer. Buscó en el suelo sus pantalones. Cuando los encontró cogió algo del bolsillo y volvió conmigo a la cama. Me enseñó orgulloso un preservativo. Intentaba sorprenderme con la talla. Reí y él se lo puso ágil.
     Y sin más preliminares, comenzó a entrar en mí. Iba rápido, ansioso, deseoso, pero a la vez cuidadoso, pulcro y metódico. Los gritos de placer no tardaron en surgir, inundando toda la habitación. Algunos gemidos más ásperos de Danny acompañaron los míos. No bajó el ritmo durante un rato muy largo, y eso me sorprendió, porque yo ya empezaba a cansarme. Aún así, no le dije que parase, por que no quería parar, por que aquello era demasiado apasionante y provocador como para querer parar.
     Sudores fríos, respiración acelerada, piel de gallina, embestidas que hacían incoporar mi cuerpo formando una 'v', agarrar el pelo de Danny como si se tratase de la cuerda que sujetaba mi vida. Aquel momento parecía estar alagándose hasta la eternidad. Finalmente Danny paró. Se desplomó, cayéndo a mi lado.
     Estaba boca abajo, con la cara hundida en la almohada y respirando con dificultad. Estaba muerto, había hecho un esfuerzo enorme. Me giré, mirando hacia él. Empecé a besarle dulce y suavemente el brazo. Era lo que más cerca estaba de mí y menos esfuerzo tenía que hacer, que yo también estaba muy cansada. En realidad no sé porqué lo hacía. Quizás sea mi forma de darle cariño, de darle energía o darle una recompensa. Él se giró medio sonriendo, se puso boca arriba y me acercó a él. Le seguí dando pequeños besos, esta vez por el pecho. Él mientras acariciaba el pelo de mi cabeza. Después de varios minutos, conseguimos estabilizar nuestras pulsaciones.




Duendecillos y tú. Sí tú, ansiosa.
Aquí está el cap +18. Bueno, supongo que ya os habréis dado cuenta. xD 
Espero que no os hayáis asustado mucho, y que no me guardéis rencor por ello.
Si en este capítulo no me dejáis comentario, lo entiendo, así que no me enfado. xD

LOVE YOU ALL. <3

miércoles, 27 de abril de 2011

~ Capitulo 22;

Danny: Hey, relájate, Carla. –rió de nuevo.
Carla: Es que eres un pesado
Danny: Bueno, bueno. ¿Sabes qué? Nos vendrá bien algo para tomar. ¿Qué te apetece? –dijo levantándose y yendo hacia la cocina, como en su casa. Abrió el frigorífico, cogió lo que le apeteció y volvió al salón.– Toma.
     Danny dejó sobre la mesa dos latas de cerveza. Ninguna de nosotras bebía, pero las tenías en casa por si se presentaba alguna circunstancia. Alguna circunstancia muy distinta a esa.
Carla: No pienso beber.
Danny: Sí, sí que lo piensas.
Carla: Que no, Danny, que yo no bebo. Paso.
Danny: Vamos, será divertido.
Carla: No.
Danny: Nos lo pasaremos bien.
Carla: No.
Danny: Eres una aguafiestas.
Carla: N… Me da igual. Piensa lo que quieras.
Danny: Va, Carla. Hazlo por mí. –puso morritos.
Carla: Danny, ya te he dicho que no.
Danny: Porfis…
Danny: …Y le dije, ¡pues cómprate uno, tía! Jajajajajajaja
Carla: Jajajajajajajajaja. ¿Qué pasó después?
Danny: Se largó, dejándome con la palabra en la boca. –contestó algo más serio, aunque yo no pude evitar seguir riéndome.
Carla: Jajajajajajajaja qué idiota eres, Danny. Jajajajajaja
Danny: Gracias, mujer. Muchas gracias. Jajajajajajaja
Carla: Ay, Dios, qué calor me está entrando… -dije mientras me abanicaba con una mano, y con la otra aireándome la camiseta.
Danny: ¿Si? –preguntó alzando una ceja.
Carla: Sí. –le contesté. Luego le saqué la lengua divertida, porque había pillado su indirecta.
Danny: Se me está ocurriendo una cosa. –dijo acercándose a mi, sonriendo ampliamente.
Carla: ¿Tú? ¿Una idea? Perdona que me ría. –dije irónica.
Danny: Subamos arriba. –me dijo, ignorando mi comentario de burla.
Carla: Jajajaja No, ni de coña. –le dije segura.
Danny: Sé, repito, sé, que lo estás deseando. –comentó posando una de sus manos sobre mi muslo, sin apartar la vista de mi rostro.
Carla: -primero dirigí la mirada a su mano, y luego de nuevo a él.- Vete un rato a la mierda, Danny. Tú y tu ego, guapo. –dije, sin borrar de mi cara la sonrisa.
Danny: ¿Puedo decirte una cosa? -preguntó
Carla: Sorpréndeme. –acercándo mi cara a la suya, retándolo, mientras entornaba ligeramente los ojos.
Danny: Creo que la que tiene un poquito –eso último fue con tono irónico.- de ego eres tú. La grandiosa Carla no quiere perder su dignidad follando con Danny, el que, según ella, tiene todo lo que quiere. –dijo en tono de noticia de informativo. Eso me hizo gracia y reí.- Cómete tu ego y vente conmigo arriba.
      Echó su cuerpo hacia adelante y atrapó mis labios con efusividad. El pedo que llevaba encima hizo que no reaccionara de otra forma que riendo. Sí, mientras me besaba. Eso lo hizo más peculiar aún. Se separó de mí, quedando a una distancia muy corta de nuevo, y me miró divertido.
Carla: Asi que la que tiene ego soy yo, Vaya, vaya. Sí que me has sorprendido, sí.
Danny: ¿Vamos o qué? –preguntó ansioso.
Carla: Hmmm… Deja que me lo piense… Espera, espera. Hmm... No. –Rió negando con la cabeza. De nuevo se acercó a mí y me besó.
Danny: Creo que ya no quedan más latas de cerveza. Así que si estás esperando a estar más borracha de lo que estás para hacerlo, va a ser imposible.
Carla: Vaya, hombre. –reí de nuevo.
Danny: Vamos, Carla. –tercer beso de la noche. El más largo e intenso por ahora.
     Esta vez, en vez de contestarle con palabras, mi respuesta fue negárselo con la cabeza. Sonreía, porque simplemente todo aquello me parecía muy divertido. En un estado normal, Jones se hubiera llevado ya más de una hostia bien dada.
Danny: ¡Pero no te das cuenta de que cada vez que me dices que no, me dan más ganas de hacerlo! -exclamó desesperado, riendo a la vez.
Carla: ¡Sí! Jajajajajajaja
Danny: ¿Te parece gracioso?
Carla: Demasiado.
Danny: Jo… -se separó de mi, se puso recto en el sofá, cruzándose de brazos. Quería hacerse el enfadado a lo niño de 6 años.
Carla: Oh, pobrecito. –esta vez fui yo la que me acerqué a él. Con mi mano, me puse a acariciarle la mejilla en forma de consolación. Estaba un poco áspera debido a la fina capa de barba que tenía.
Danny: ¿Te doy pena? –preguntó alzando solo la mirada.
Carla: Un poquito. -confesé riendo.
Danny: ¿A que si? –dijo más ilusionado.- Quiedo hazed cozad de mayoded.
     Lo dijo en tono de niño chico, mientras arrimaba su cara a mi pecho, como lo puede hacer un niño con su madre. Tal comentario ganó una carcajada gigante por mi parte. Vamos, lo que me estaba riendo esa noche era impensable.


¡Duendecillos!
El capitulo es más o menos lo que se dice largo, oséase, merezco comentarios. >.<
Anyway, gracias a los que sí me comentan. Me gusta la sensación y la cara de imbécil que se queda cuando los leo. *-* 
Y bueno, poco más que decir. Que con CIERTA PERSONA *ejem, Ana, ejem* no creo que tarde mucho en subir. Dadle las gracias si queréis, pero me maltrata psicológicamente. >.<

LOVE YOU ALL. ^_____________^ 
<3

lunes, 25 de abril de 2011

~ Capitulo 21;

Carla: No es la primera vez que lo hace, por eso no me preocupé demasiado.
Noelia: Joder, Carla, pero nunca tardó tanto el volver. ¿Sabes la hora que es?
Carla: Sí, sí lo sé. Y ahora deja de ponerme más nerviosa, ¿vale?
Jack: A ver, chicas, tranquilizaros. ¿Tenéis alguna idea de dónde ha podido ir? -contestamos un ''sí'' al unísono.- Pues entonces no sé a qué esperamos para ir allí.
Noelia: Todos no. Iré yo sola. Id vosotros a la casa de los chicos y esperad a Danny.
Carla: Noe, sola no puedes ir.
Jack: Pues yo voy con ella.
Carla: Bah, haced lo que queráis. -dije desanimada.
      Los dos se levantaron si mediar más palabra.
Carla: Avisadme en cuanto sepáis algo. -dije antes de que salieran por la puerta.
      De nuevo, Dougie y yo nos quedamos solos, ahora en casa. Pero ahora yo no estaba para juego ni tonterías. Puse los codos en las rodillas y hundí mi cara en las manos.
Dougie: No te preocupes, todo saldrá bien.
     No le contesté. Realmente ahora no tenía demasiadas fuerzas para hablar.
Dougie: ¿Sabes? Pensaba que irías tú a buscar a Inés, en vez de Noelia.
      Giré mi cabeza para mirarlo.
Dougie: No sé, tenía esa sensación.
Carla: Ya he hecho suficiente por hoy.
      Dougie me miró sin entender.
Carla: Inés se ha ido por mi culpa. Tuviera o no razón, ha sido mi culpa.
Dougie: ¿Pero qué hablas ahora?
Carla: Da igual, no tengo ganas de hablar ahora. ¿Vamos a tu casa? Quizás ya haya llegado Danny. -dije, cambiando de tema.
Dougie: Vale.
     Nos levantamos y fuimos a su casa. No había llegado Danny, y a ninguno de los dos nos había sorprendido. Quien si estaban eran los demás. Harry, Tom, Alice y Gio.
Alice: ¡Hey, chicos! ¿Qué tal?
     En aquellos momentos tanta felicidad me abrumaba. No tenía ganas de nada.
Carla: Oye, pues ya que están ellos aquí, yo ya me voy a casa. Avísame cuando sepas algo de Danny. -le dije a Dougie.
Gio: ¿Qué dices, qué dices, qué dices? -se levantó, me cogió por los hombros y me guió hasta el sofá.- Si acabas de llegar, mujer.
Carla: Ya... Pero no tengo muchas ganas.. Prefiero irme a casa.
Tom: Nada, nada. ¿Qué ha pasado con Danny? ¿Qué ha hecho ya el palurdo ese? -preguntó riendo.
Harry: Ya está, no me lo digas. Se ha pillado una buena bebiendo. -todos rieron y Alice le proporcionó un golpe en el brazo.
Alice: ¡Harry, no seas así!-le regaño medio riendo todavía.
Harry: ¿Qué? -dijo excusándose.- Todos sabemos lo que le gusta a Dann el alcohol.
Gio: ¿Entonces dónde decís que está Danny? -nos preguntó, ignorando los últimos comentarios.
     Y bueno, no tuvimos más remedio que contarles lo que había pasado, omitiendo algunos detalles irreletantes.
Dougie: Jack y Noe han ido a buscar a Inés. -explicó.- Danny... Buéh, ya sabéis como es Danny.
Harry: Joder...
Tom: ¿Cuándo cambiará este chico? Cómo le pase algo a Inés por su culpa..
Carla: Bueno, chicos. En serio, me voy a descansar a casa.
Dougie: Pero Carla..
Carla: Doug, no insistas.
     Suspiró resisgnado. Me acerqué a él y le besé en la mejilla. De los demás me despedí con un ligero movimiento de mano y con una sonrisa algo falsa.
     Llegué a casa y caí rendida en el sofá. Cada vez me sorprendía más la capacidad que tenía mi estado de ánimo de cambiar de forma tan radical. Era asombrante. Pero lo peor de todo es que yo no lo podía controlar. Que según la situación mi carácter cambiaba de rebosante felicidad a ser totalmente insoportable o simplemente indiferente. Ahora era eso, indiferente. Sólo sabía que no tenía ganas de nada, pero que realmente me daba igual. Me podrían dar un bofetón o regalar un viaje, que seguramente no me alteraría. No sé cuánto tiempo me tiré pensando en nada, pero llamaron al timbre. A duras penas me levanté. Y aunque en aquel momento no lo pensé, Noe no podía ser porque llevaba llaves, y a esas horas de la noche..
Carla: ¿Danny? -pregunté extrañada al verlo en frente mía.
Danny: Hola. -dijo sonriendo tímidamente y encogiéndose de hombros.- ¿Puedo pasar? -dijo poniendo esos jodidos ojitos.
Carla: Erhh.. Claro, claro. Pasa. -dije apartándome a un lado para que pudiera entrar.
     Entró dentro y yo le seguí. Nos sentamos en los sofás. Realmente no sabía que hacía él aquí, pero como mi mente no tenía muchas ganas de trabajar y razonar un poco, me dío un poco igual. Eché la cabeza hacia atrás, apoyándola en el sofá y con los ojos casi cerrados.
Carla: ¿Qué haces aquí? -pregunté siendo muy directa.
Danny: Errh.. No sé.. Pasaba por aquí..
Carla: Son casi las tres de la mañana. -le corté.
 Danny: A ver, si voy a casa ahora, sé lo que me espera, y no tengo ganas.
Carla: ¿Y qué es lo que te espera?
Danny: A todos echándome la bronca.
Carla: ¿Qué te hace pensar que yo no te la voy a echar? -volví mi cara para mirarle.
Danny: -sonrió.- No sé. No te veo mucho por la labor ahora. ¿Qué te pasa?
Carla: Nada. -dije, volviendo a mi posición anterior.
Danny: Pues no lo parece. Es por lo de Inés y yo, ¿a que si? -cambió su posición, sentándose sobre sus pies y mirando hacia mi.
Carla: Déjame. Ahora no quiero hablar. -Giré sobre mi misma, dándole la espalda a Danny.
Danny: Ajá. -se puso de pie en el sofá, pasó por encima mía y se colocó, de nuevo, en frente mía.- Es por eso, ¿verdad? -dijo sonriendo ampliamente.
Carla: ¡Danny! -le grité mosqueada a la vez que volvía a moverme. 
     Escuché una carcajada de las suyas. No entendía porque se reía. Lo que había pasado con Inés no me parecía que tuviera mucha gracia.
Carla: -giré la cabeza para mirar como se reía.- ¿Se puede saber de qué te ries?
Danny: Tú lo que estás es celosa. -dijo en tono de obviedad.
Carla: Ya, claro, lo que me faltaba.

jueves, 21 de abril de 2011

~ Capitulo 20;

Carla: Bueno... No hay mucho que contar.
Dougie: ¿Y qué hay del orfanato?
Carla: Pues, Dougie, hijo, un orfanato. Un sitio donde van niños que no tienen a nadie que les cuiden.
Dougie: Joder, Carla, hasta ahí llego. -contestó algo molesto.- Pero si no quieres hablar no pasa nada.
Carla: Vale, vale, lo siento. -me quedé pensando durante unos segundos.- No sé, Dougie, no sé nada de mi familia biológica. -empecé.- Desde que tengo memoria estuve en aquel colegio, en el que me dieron todo lo que necesitaba. Comida, una cama donde poder dormir y una educación de la que estoy muy orgullosa. Al principio tenía mucho miedo. No sabía dónde estaban mis padres, o si incluso podría tener hermanos. Pero poco a poco me fui acostumbrando, porque allí todos estábamos en la misma situación. -comenté.- Luego llegó Noelia. Sus padres habían fallecido en un accidente de coche, y no tenía a nadie que se hiciera cargo de ella. Y por azar la colocaron y la misma habitación que yo. Eso me dió la vida.- confesé.- Por fin alguien con quien hablar, jugar y malgastar el tiempo divirtiéndonos.  Y así fue. Pasábamos las 24 horas del día juntas.
     Paré de hablar, recondando cada una de las locuras que habíamos hecho, cada una de las broncas que nos llevábamos por parte de algunos profesores. Risas infinitas que no cesaba por nada del mundo.
Dougie: ¿Inés? ¿Qué pasó con ella? - A Dougie no se le escapó la parte de Inés. Sabía de sobra que era la que más curiosidad le daba.
Carla: Inés... -suspiré levemente.- Inés llegó sin idea de nada. Su madre murió y su padre no quiso hacerse cargo de ella. Estaba muy asustada, aún recuerdo su cara. No entendía a dónde había marchado su madre, y porqué su padre no estaba con ella. Era con una pequeña oveja entre una manada de lobos, o un gatito entre perros. Recuerdo como los niños se reían de ella, y no sabía defenderse. Todo ello hizo que le tuviera más miedo a todo y a todos. Nos constó mucho a Noe y a mí podernos acercar a ella.
Dougie: Vaya... -dijo con la mirada perdida.- ¿Y... Nunca te has preocupado de buscar a tu familia? -preguntó al fin.
Carla:  Yo ya tengo una familia. -contesté segura.- Y si te refieres a las personas que deberían de haberme cuidado y no lo hicieron, no, no me me he preocupado nunca de buscarlos. Ni lo haré.
     Dougie asintió. Me comprendía, o por lo menos, lo intentaba. Y eso me gustaba. No volvimos a hablar durante un rato. El silencio rondaba entre nosotros, ya que cada vez nos alejábamos más del centro de la ciudad. No era un silencio incómodo. Era un silencio bonito,de los que no se hacen notar, necesario incluso. Él asimilando, yo recordando. Sin a penas darnos cuenta, habíamos llegado a la urbanización.
Dougie: ¿Estás bien? -preguntó, mirándome a los ojos. Pude intuir cierta melancolía.
Carla: Sí. -afirmé.- ¿Por?
Dougie: Por lo que hemos estado hablando. No sé, supongo que debe de ser duro, ¿no?
Carla: Dougie.. -me paré y me pusé en frente de él.- Ya te he dicho que estoy mejor que bien con la que ahora es mi verdadera familia, ¿vale? No la cambiaría por nada del mundo. -dije.- Si te lo he contado es porque confió en tí y tarde o temprano lo terminarías sabiendo, pero no para que me mires con otros ojos. Eso es cosa del pasado y ahora soy como soy.
     Me gané una sonrisa tímida por su parte, pero aún así, sus ojos no me engañaban. Porque sus ojos transmitían todo lo que él sentía en cada momento, y ahora era todo menos felicidad.
Carla: ¡Dougie, que estoy bien! -le grité riendo, zarandeándole los hombros.- ¡Mira! -y por una razón, la cual desconocida, me puse a dar saltos por la calle. No había nadie por allí, asi que..
Dougie: ¿Qué estás bien? -rió muy escandalosamente.- Tú estás como una cabra, pero bien no estás.
     De nuevo esa risa. Esa que en la que enseña todos sus dientes, oculta practicamente sus ojos y te recuerda a un crío. Me paré a coger algo de aire. Mientras tanto, él venía andando hacia mí, sin dejar desaparecer la sonrisa de su cara. Sin duda, le había hecho gracia mi actuación.
Carla: Bueno... -respiré profundamente.- ¿Te ha quedado claro?
Dougie: Hmmm... -se quedó pensativo.- No, todavía no. ¿Lo puedes repetir? -rió.
Carla: ¡Idiota! -reí con él y le pegé un suave golpe en el hombro.
Dougie: Perdona, yo no soy la que va dando saltitos al más estilo Heidi en mitad de la calle.
Carla: ¡Ouch, Poynter, eso me ha dolido! Lo he hecho por ti, que lo sepas. -le miré mal a posta.
Dougie: Oh, lo has hecho por mí. Muchas gracias, mujer. Nunca sabré como recompensarte tal detalle hacia mi. -de nuevo, solotó una carcajada.
Carla: ¿Quieres parar? Estoy hablando en serio. -no, no estaba hablando en serio, y tampoco pude aguntar mucho rato mi risa. Me puse las manos en la boca, para disimular.
Dougie: Vaya, vaya.. Sí, muy seria te veo yo a ti. -dijo en tono irónico. Me agarró de las muñecas y me quitó las manos de la cara.
Carla: Quita, bishio. -reí y le saqué la lengua.
Dougie. Oh, ¿cómo osas? -preguntó ofendido, sin soltarme de las muñecas, a pesar de todo el esfuerzo que estaba haciendo para impedirlo.
Carla: Oso, oso. -contesté rápida.
Dougie: ¿Si? Pues nada, señorita, me temo que tendré que castigarla.
Carla: De eso nada, monada.
     Y en un movimiento rápido me solté, y eché a correr por la calle. Estábamos cerca de casa, asi que no fue mucho. Dougie me seguía. Me paré delante de casa, y busqué las llaves rápidamente. Más rápido llegó Dougie, que me cogió por atrás sin dejar que me moviese.
Dougie: Pillada. -dijo orgulloso.
Carla: Suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta...
Dougie: ¿Te crees que repitiéndolo varias veces te voy a hacer caso?
Carla: ...Suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta...
Dougie: No te voy a soltar...
 Carla: ...Suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta, suelta...
Dougie: ¡Qué pesada! -rió.- Que no...
     Entonces la puerta de casa se abrió. Me callé y dirigí la vista a ella. No veía la cara de Dougie, pero seguro que él también lo hizo. Era Noe.
Noelia: ¿Qué coño estáis haciendo? -estaba enfadada.- Llevo media hora llamando y tú y Inés no lo cogéis, Dougie apagado y el de Danny igual.
     Dougie me soltó, y yo, mientras Noelia hablaba, cogí mi móvil. Tenía unas cuántas llamadas perdidas.
Carla: ¿Pero qué ha pasado?
Noelia: Pasar no ha pasado nada, pero mira qué horas. Nos habéis preocupado.
     Pasamos a dentro de la casa. En el salón aún estaba Jack. Nos sentamos en los sillones.
Jack: Hey, ¿dónde habéis estado? Habéis tardado una eternidad.
Dougie: Fuimos al centro, y se ve que se nos fue el santo al cielo.
Noelia: Bueno, ¿Inés y Danny dónde están?
Carla: ¿No han llegado aún? -pregunté extrañada.
Noelia: No. Pensábamos que estarían con vosotros.
     Miré a Dougie preocupada.
Noelia: Carla, ¿qué ha pasado?

lunes, 18 de abril de 2011

~ Capitulo 19;

[POV Carla]
Carla: ¿Qué ha pasado? ¿Qué hacía aquí?
Inés: ¿Quieres tran-quilizarte?
Carla: ¿Qué me tranquilice? -grité.- ¿No te das cuenta de lo que quiere?
Inés: ¿Es que lo sa-bes tú, por ca-sualidad? -me preguntó con el ceño fruncido.
Carla: No hay que ser muy lista, la verdad.
Inés: Pues yo seré muy t-tonta. Estoy har-ta de qué juz-ques todo lo q-que hago.
Carla: ¿Qué estás diciendo ahora? -le pregunté incrédula.
     Bufó sin darme una respuesta. Me dió la espalda y se empezó a quitar el vestido de la tienda y a ponerse su ropa con algo de genio. Yo la miraba sin entender. Cuando terminó puso el vestido en mis manos y encaminó el pasillo de probadores dejándome allí a mí sola.
Carla: ¿Se puede saber que te pasa ahora?
Inés: No. -contestó sin ni si quiera mirarme.
      Ahora si que lo estaba flipando. Sólo quiero lo mejor para ella, ¿y me corresponde así? ¿Largándose y dejándome con la palabra en la boca? Entonces apareció Dougie por allí. Estaba nervioso. Se acercó muy rápidamente a mi.
Dougie: ¿Qué ha pasado? ¿Por qué esos dos tienen tan mala hostia? Primero ha salido Danny y luego Inés. Dos han pasado de mí totalmente. Pero, ¿qué hacía Danny aquí? -dijo casi sin respirar.
Carla: ¡Vale! -grité, haciendo que ya parase de hablar.- Joder, Dougie, no sé lo que ha pasado. Cuando he entrado para ver a Inés, Danny ya estaba con ella dentro del probador. -suspiré sonoramente.- No sé porque se ha puesto así, Dougie. No lo entiendo. Solo sé que Danny puede hacerle daño. Y no quiero que eso pase, Dougie. No quiero. -pude decir notando cada vez mi voz más entrecortada, faltandole el aire.
Dougie: ¡Eh, eh! -dijo atrayéndome a su cuerpo y rodeándome con sus brazos.- Tranquila, ¿vale? Ya se le pasará. -posó su barbilla en mi cabeza.- Por lo que se ve, es tan o más cabezota que Danny.
Carla: No lo sabes tú bien. -sonreí ante la seguridad al responder aquello.
***: Perdone, señor, pero no puede estar aquí. Salga ahora mismo, si hace el favor.
     Dougie y yo nos separamos. Vimos a una mujer con el uniforme propio de la tienda justo en la puerta con cara de muy pocos, practicamente ningunos, amigos.
Dougie: Sí, sí. -contestó él, sonando muy educado. Me miró. - ¿Vamos?
     Asentí y miré una última vez dentro del probador. Estaba el bolso de Inés. Lo cogí, pensando que se lo había dejado aposta. Salimos de allí bajo la atenta mirada de la chica.
***: Que no vuelva a ocurrir. -dijo a nuestras espaldas.
Dougie: No se preocupe, señora. -volvió la cara para mirarle y luego me miró a mi riéndo silenciosamente.
Carla: ¿Señora? -reí, después de habernos alejado de ella.
Dougie: Que se joda. -ahora rió más escandalosamente. Nos dirigíamos a la puerta de salida, pero paré a Dougie.- Espera, quiero comprarle esto a Inés. -dije enseñándole el vestido, aún en mi mano.
     Había gente en la cola, pero no tardamos casi nada. Pagué y salimos ya de allí. De nuevo, íbamos sin ningún rumbo. Ya más tranquilizada empecé a hablar con Dougie.
Carla: No lo entiendo, te lo juro. ¿Qué está harta de que juzgue lo que hace?
Dougie: Olvídalo ya, Carla.
Carla: ¿Me entiendes? -le pregunté.- Yo solo quiero lo mejor para ella.
Dougie: No sé. A lo mejor ella no quiera una madre. A lo mejor ella solo quiera una hermana en la que confiar.
Carla: Una madre... -dije pensativa.- ¿Soy como una de esas madres que no te dejan hacer anda? ¿En serio?
Dougie: Confía en ella. Con eso bastará. Sé que Danny no pueda parecer el más apropiado para ella, y quizás no lo sea. Puedo hablar con él. Aunque no prometo nada. Cuando quiere es el tío más gilipollas del mundo.
Carla: Yo que sé, Dougie. Ahora no sé si lo que hago estará bien o mal. Si molestará a los demás o no. Contentar a todos es muy dificil. Supongo que siempre habrá alguien que no le guste lo que hago.
Dougie: Haz una cosa. Empieza por hacer las cosas que tú creas que están bien y olvídate de los demás.
     Le miré sonriendo. El rubio, con tres frases, ya me había levantado el ánimo.
Carla: Gracias, Doug.
Dougie: -pasó su brazo por encima de mis hombros y me acercó a él, besando mi cabeza en forma de consuelo.- No hay  de qué. ¿Quieres que volvamos a casa? -con la tontería de hablar tanto, habíamos perdido el rumbo por completo.- Quizás ya haya llegado Inés.
Carla: No, te aseguro que aún no ha llegado. No es la primera vez que se enfada y se va.
Dougie: ¿Sabes dónde puede estar?
Carla: Sí, siempre va al mismo sitio. No es nada original la chica. -reí.
Dougie: ¿Y no quieres que vayamos a por ella?
Carla: No, da igual. Ya te he dicho que no es la primera vez que pasa. Todos necesitamos nuestros momentos de pensar en todo, y para ello no nos hace falta nada más que nosotros mismos.
     Sin más, empezamos a coger el camino hacia casa. No volvimos a volver a hablar mucho. Los dos teníamos algo que nos rondaba la cabeza. Lo mío lo sabía perfectamente, y era lo de Inés, pero no tenía ni idea de lo que estaba pensando Doug.
Carla: ¿En qué piensas?
Dougie: ¿Qué? -dijo volviéndo en sí.- No, en nada.
Carla: Ya, claro. -reí.
Dougie: Bueno, es que... -empezó.- Aún me llegaste a contar tu historia y la de las demás.

martes, 12 de abril de 2011

~ Capitulo 18;

[POV Danny]
     Una vez dentro de aquel mostrador, comprobé que no podía tener más de un metro cuadrado. La mano de Inés se había plantado en mi boca para obstruir de cualquier manera todo tipo de sonido que puediera salir por ahí. Escuchamos los pasos, seguramente de la chica de la tienda, pasando por todo el pasillo, y aunque cada vez se oían más lejos, no nos movimos de nuestra postura. Una sonrisa tímida e involuntaria se dibujó en el rostro de Inés, mientras bajaba su mano lentamente. Le sostuve la mirada, algo que parecía intimidarle, pero no me importó.
Inés: ¿Qué se supo-pone que mi-ras? -preguntó avergonzada, bajando la mirada.
Danny: A ti. Te miraba a ti. -contesté sincero.- ¿Por?
     Ella se limitó a encoger sus hombros.
Inés: Danny, en serio, m-me estás poniendo nervi-viosa. -dijo sin apartar la mirada de nuestros pies.
Danny: Pero si no estoy haciendo nada. -contesté divertido.
Inés: Has venido a ver el v-vestido. Lo has v-visto. Ahora lár-gate. -dijo sonando seca.
Danny: Pero aún no he visto el vestido. -repliqué.
     En aquella posición era prácticamente imposible ver lo que llevaba puesto. Estábamos demasiado cerca.
Inés: Pues no sé a qué esp-peras. -dijo esta vez mirándome.
     Cogí sonriente su mano, la elevé y la hice girar sobre sí misma, quedando su espalda contra mi pecho. Los dos ahora estábamos mirándonos en el espejo de enfrente. Entonces si fue posible ver el vestido. A Inés y al vestido. A Inés, a su cuerpo y al vestido.
Danny: Vaya.. -pensé en voz alta.
     La chica estaba realmente increíble. Girando levemente la cabeza a la derecha fui recorriendo la figura de su reflejo. Desde los calcetines de cuadritos de colores de sus pies, pasando por sus reducida cintura, sus pequeños pechos, hasta llegar a sus ojos. Grandes, oscuros y profundos ojos que se encontraron con los míos a través de aquel espejo y que al instante volvieron a bajar la mirada.
Inés: ¿Qué t-tal? -pude entender un susurro.
Danny: Estás... Estás preciosa, Inés. -sentencié.
     De nuevo me volvió a regalar una sonrisa de las suyas.
Inés: ¿De ver-dad? -preguntó.
Danny: No, de mentira. -bromeé.- Pues claro. ¿Por qué iba a mentirte? -le pregunté divertido.
Inés: No sé. ¿Por p-pena? -contestó algo melancólica.
     Esa respuesta me pilló por sorpresa. Busqué en sus ojos un sentido a aquello, pero fue inútil. Puse las manos en sus hombros y la volví de nuevo poniéndola mirando hacia mi. Apartó la cabeza rechazándome. Lo ignoré y, cogiéndole por la barbilla, le obligué a mirarme.
Danny: Escúchame bien, Inés. Si hago algo por ti no es por pena. Si algo por ti es porque sé como eres, sé que eres increíble y sé que te mereces todo, ¿entendido?
Inés: ¿Y tú c-como sabes t-todo eso? -dijo con la voz ahogada.
Danny: No sé. Eso solo se sabe y punto. Igual que todos sabemos que Tom es demasiado perfeccionista y friki, Dougie demasiado tonto y Harry más de lo mismo. -le dije intentando quitar tensiones de la situación. Supuse que lo había conseguido ya que Inés rió.
Inés: ¿Y q-qué hay d-de ti? ¿Todos s-saben lo idio-ta que eres? -preguntó riendo, arqueándo una ceja.
Danny: Sí, creo que eso también todos lo saben. -admití sonriendo levemente.
    Ahora se puso de puntillas, y enroscándo sus brazos en mi cuello, me abrazó, colocando su cabeza entre mi hombro y mi cuello. Yo le correspondi rodeándola con mis brazos y acercándola más a mi, si es que eso era posible. Después de unos segundos, Inés separó su cabeza poniéndola, por primera vez, tan cerca de la mía.
Danny: ¿Me crees entonces si te digo que estás preciosa? -le dije hablando prácticamente encima de sus labios.
      Y fue ella la que acortó toda la mínima distancia que existía hasta entonces entre nuestros rostros, juntando sus labios con los míos, su lengua con la mía, su saliva con la mía, su calor con el mío, y entre los dos creamos algo muy dulce y placentero. Todo perfecto, hasta que oímos a alguien llamando a Inés. Esto hizo que ella se asustará y se despegáse de mi con un movimiento brusco.
***: ¿Inés? ¿Dónde estás?
Inés: Carla. -Me dijo, como respuesta a una pregunta no formulada, como excusándose de algún modo por lo hecho.
Carla: Inés, ¿me quieres decir dónde estás? -insistió.
     Su cara era un poco de desconcierto y aún no entendía el porqué. Sus ojos expresaban algo que no llegaba a conseguir entender. Queriendo terminar con aquella situación nada buena, abrí la puerta, no sin antes dedicarle una sonrisa tranquilizadora a Inés. Funcionó, puesto que ella me hizo lo mismo.
Danny: Estamos aquí. -contesté, saliendo del probador al pasillo.
     Carla, que miraba por algunos otros probadores giro rápidamente la cabeza hacia donde yo estaba.
Carla: ¿Estamos? -preguntó, mirándome extrañada.- ¿Se puede saber que coño haces tú aquí? -su voz empezó a elevarse.
Danny: Vine a ver a Inés, y a su vestido, obviamente. -añadí.
Carla: ¿Obviamente? -dijo viniendo hacia mi.- ¿Obviamente? -repitió, ya al lado mía.- Danny, no quiero enfadarme. Hoy no. Lárgate.- me dijo sin ni si quiera mirarme. Por lo visto, prefería mirar al suelo.
     Este comportamiento de desprecio de Carla ya me empezaba a hartar. Me recordaba a Dougie, a Tom y Harry cuando no le gustaba algo de lo que había hecho y me echaban la bronca o dejaban de hablarme directamente. Y aunque no lo pareciese, o no quisiera que lo pareciese me molestaba mucho, y quizás, demasiado. Porque sí, que a lo mejor si les molestase las cosas que hago, pero a mi también me molestan esas cosas.
Danny: Muy bien. -dije serio.
     Y salí de allí. Ya no me sentía cómodo. Ya había tenido suficiente con lo de Dougie antes, para ahora aguantar a Carla. Cuando salí de la segunda puerta a la tienda me enocontré con Dougie, apoyado en el marco.
Danny: Me largo a dar una vuelta por ahí. No quiero que me molestéis, ¿estamos?
     No le dí tiempo a reaccionar porque ya estaba a diez metros de la tienda. Andando a ningún lugar. A olvidar todo y a recordar nada. A reflexionar que el llaman.