martes, 12 de abril de 2011

~ Capitulo 18;

[POV Danny]
     Una vez dentro de aquel mostrador, comprobé que no podía tener más de un metro cuadrado. La mano de Inés se había plantado en mi boca para obstruir de cualquier manera todo tipo de sonido que puediera salir por ahí. Escuchamos los pasos, seguramente de la chica de la tienda, pasando por todo el pasillo, y aunque cada vez se oían más lejos, no nos movimos de nuestra postura. Una sonrisa tímida e involuntaria se dibujó en el rostro de Inés, mientras bajaba su mano lentamente. Le sostuve la mirada, algo que parecía intimidarle, pero no me importó.
Inés: ¿Qué se supo-pone que mi-ras? -preguntó avergonzada, bajando la mirada.
Danny: A ti. Te miraba a ti. -contesté sincero.- ¿Por?
     Ella se limitó a encoger sus hombros.
Inés: Danny, en serio, m-me estás poniendo nervi-viosa. -dijo sin apartar la mirada de nuestros pies.
Danny: Pero si no estoy haciendo nada. -contesté divertido.
Inés: Has venido a ver el v-vestido. Lo has v-visto. Ahora lár-gate. -dijo sonando seca.
Danny: Pero aún no he visto el vestido. -repliqué.
     En aquella posición era prácticamente imposible ver lo que llevaba puesto. Estábamos demasiado cerca.
Inés: Pues no sé a qué esp-peras. -dijo esta vez mirándome.
     Cogí sonriente su mano, la elevé y la hice girar sobre sí misma, quedando su espalda contra mi pecho. Los dos ahora estábamos mirándonos en el espejo de enfrente. Entonces si fue posible ver el vestido. A Inés y al vestido. A Inés, a su cuerpo y al vestido.
Danny: Vaya.. -pensé en voz alta.
     La chica estaba realmente increíble. Girando levemente la cabeza a la derecha fui recorriendo la figura de su reflejo. Desde los calcetines de cuadritos de colores de sus pies, pasando por sus reducida cintura, sus pequeños pechos, hasta llegar a sus ojos. Grandes, oscuros y profundos ojos que se encontraron con los míos a través de aquel espejo y que al instante volvieron a bajar la mirada.
Inés: ¿Qué t-tal? -pude entender un susurro.
Danny: Estás... Estás preciosa, Inés. -sentencié.
     De nuevo me volvió a regalar una sonrisa de las suyas.
Inés: ¿De ver-dad? -preguntó.
Danny: No, de mentira. -bromeé.- Pues claro. ¿Por qué iba a mentirte? -le pregunté divertido.
Inés: No sé. ¿Por p-pena? -contestó algo melancólica.
     Esa respuesta me pilló por sorpresa. Busqué en sus ojos un sentido a aquello, pero fue inútil. Puse las manos en sus hombros y la volví de nuevo poniéndola mirando hacia mi. Apartó la cabeza rechazándome. Lo ignoré y, cogiéndole por la barbilla, le obligué a mirarme.
Danny: Escúchame bien, Inés. Si hago algo por ti no es por pena. Si algo por ti es porque sé como eres, sé que eres increíble y sé que te mereces todo, ¿entendido?
Inés: ¿Y tú c-como sabes t-todo eso? -dijo con la voz ahogada.
Danny: No sé. Eso solo se sabe y punto. Igual que todos sabemos que Tom es demasiado perfeccionista y friki, Dougie demasiado tonto y Harry más de lo mismo. -le dije intentando quitar tensiones de la situación. Supuse que lo había conseguido ya que Inés rió.
Inés: ¿Y q-qué hay d-de ti? ¿Todos s-saben lo idio-ta que eres? -preguntó riendo, arqueándo una ceja.
Danny: Sí, creo que eso también todos lo saben. -admití sonriendo levemente.
    Ahora se puso de puntillas, y enroscándo sus brazos en mi cuello, me abrazó, colocando su cabeza entre mi hombro y mi cuello. Yo le correspondi rodeándola con mis brazos y acercándola más a mi, si es que eso era posible. Después de unos segundos, Inés separó su cabeza poniéndola, por primera vez, tan cerca de la mía.
Danny: ¿Me crees entonces si te digo que estás preciosa? -le dije hablando prácticamente encima de sus labios.
      Y fue ella la que acortó toda la mínima distancia que existía hasta entonces entre nuestros rostros, juntando sus labios con los míos, su lengua con la mía, su saliva con la mía, su calor con el mío, y entre los dos creamos algo muy dulce y placentero. Todo perfecto, hasta que oímos a alguien llamando a Inés. Esto hizo que ella se asustará y se despegáse de mi con un movimiento brusco.
***: ¿Inés? ¿Dónde estás?
Inés: Carla. -Me dijo, como respuesta a una pregunta no formulada, como excusándose de algún modo por lo hecho.
Carla: Inés, ¿me quieres decir dónde estás? -insistió.
     Su cara era un poco de desconcierto y aún no entendía el porqué. Sus ojos expresaban algo que no llegaba a conseguir entender. Queriendo terminar con aquella situación nada buena, abrí la puerta, no sin antes dedicarle una sonrisa tranquilizadora a Inés. Funcionó, puesto que ella me hizo lo mismo.
Danny: Estamos aquí. -contesté, saliendo del probador al pasillo.
     Carla, que miraba por algunos otros probadores giro rápidamente la cabeza hacia donde yo estaba.
Carla: ¿Estamos? -preguntó, mirándome extrañada.- ¿Se puede saber que coño haces tú aquí? -su voz empezó a elevarse.
Danny: Vine a ver a Inés, y a su vestido, obviamente. -añadí.
Carla: ¿Obviamente? -dijo viniendo hacia mi.- ¿Obviamente? -repitió, ya al lado mía.- Danny, no quiero enfadarme. Hoy no. Lárgate.- me dijo sin ni si quiera mirarme. Por lo visto, prefería mirar al suelo.
     Este comportamiento de desprecio de Carla ya me empezaba a hartar. Me recordaba a Dougie, a Tom y Harry cuando no le gustaba algo de lo que había hecho y me echaban la bronca o dejaban de hablarme directamente. Y aunque no lo pareciese, o no quisiera que lo pareciese me molestaba mucho, y quizás, demasiado. Porque sí, que a lo mejor si les molestase las cosas que hago, pero a mi también me molestan esas cosas.
Danny: Muy bien. -dije serio.
     Y salí de allí. Ya no me sentía cómodo. Ya había tenido suficiente con lo de Dougie antes, para ahora aguantar a Carla. Cuando salí de la segunda puerta a la tienda me enocontré con Dougie, apoyado en el marco.
Danny: Me largo a dar una vuelta por ahí. No quiero que me molestéis, ¿estamos?
     No le dí tiempo a reaccionar porque ya estaba a diez metros de la tienda. Andando a ningún lugar. A olvidar todo y a recordar nada. A reflexionar que el llaman. 

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